miércoles, 28 de febrero de 2007

odisea

siempre al llegar la noche
esquirlas de un llanto infecto
agudo yermo y reseco
me brotan como cizaña
obscena salvaje y hosca
colmándome de carencias
que a arcadas se me desbordan
por la boca por los ojos por las manos por el alma
por cada uno de los gritos y los poros
de mi piel

yerto el firmamento al alba
como Penélope atípica
con olas de un mar estéril
deshilacho mi mortaja
(ausencia eterna del héroe
naufragio enjuto en las aguas
de Caronte)

La estampa antigua

VAGAMENTE cansado el día insiste.
La misma flor, la misma fuente,
la misma, la misma sombra del cerezo.
¿Qué preguntas? El mar tan lejos gesticula
inútilmente. Sus espumas ruedan,
ansia de amor proclaman sin sonido,
lejos, lejos, lejísimos, sin bulto,
vago telón de sedas amarillas.

Vicente Aleixandre

(Sencillamente... sublime)

Parto grotesco

Y cuando es de noche, siempre,
una tribu de palabras mutiladas
busca asilo en mi garganta
Alejandra Pizarnik

He parido amargamente mis poemas
desde el vientre de un glaciar de ausencia:
arroyos de sal y cauces secos germinando
baldíos de cizaña, polvo yermo.
Y el silencio,
tan gélido,
desangrando coágulos:
pedacitos de un alma amordazada
que no puede más, mas
¡quiere tanto!

martes, 27 de febrero de 2007

Tus ojos



Cambio poemas malditos
(No supe escribirlos cándidos)
Por un suspiro en tus labios,
El silencio que enmudece
Por la saudade de un fado
(No canto del todo mal
Y además salgo ganando),
Las ilusiones y sueños
Por despertar a tu lado,
Mi sortija de oro azul
Por unos besos de saldo,
¿Quieres mi vida también
Por mi alma en tu regazo?
Si la quieres,
¡Te la cambio!
El desamor que me habita
(No existe infierno más triste)
No lo cambio,
Lo regalo.
¿Tus ojos? No tienen precio
Ni son míos
Ni los cambio.

¿Por qué tuve que ser yo?

Bueno, este es un relato muy simpático, o, al menos, a mí me lo parece, de mi amiga Ely. Espero que os divierta (Ely, ¿no decías que a estas horas y sin publicar?, es que hoy tengo bastante curro, pero siempre se puede echar mano de algo de los amigos. ¡TÚ LO HAS QUERIDO! )

¿Por qué tuve que ser yo?

¡Qué bonita era mi vida! Bonita y divertida. Vivíamos cientos de miles de pequeños seres en un hábitat acuoso, sin nada que hacer, sólo nadar, jugar, divertirnos...

Allá voyyyyyyy... allá voyyyyyyy..., nado hacia delante.

Allá voyyyyy... allá voyyyyy..., ahora hacia atrás.

Media vuelta... ¡¡¡yeeepaaa!!!

Giro completo... ¡¡¡hale hop!!! jii jii jiii

Ahora me pasan por encima, ajajaja

Ahora por debajo... ¡¡¡haleeeee!!!

Ahora... todos juntos... hacia delante, hacia atrás y...otra vez hacia delante, jajaja,

Hasta que...

Eeeeehhh??? ¿Qué es lo que está pasando? Olas... Olas... Aaaaaahhhh, nos arrastran, nos impulsan y no podemos retroceder. Estoy muy asustado. Veo un globo a lo lejos. Nos dirigimos a él. Vamos a chocar. Aaaaaaayyyyy, la cabeza se me ha metido de lleno dentro del globo y éste me engulle y se cierra. He quedado aislado de mis compañeros. Tengo mucho miedo. Me pego a la pared del globo y me quedo ahí... buaaaa... ¡Qué desastre! Creo que todos mis compañeros han muerto ¡Qué será de mí!

Sesenta años después.

Fui el único que sobrevivió a ese accidente y comenzó, para mí, una nueva vida.

De los primeros años no recuerdo nada, aunque parecen que tuvieron que ser los más agradables. Una mujer me alimentaba de su pecho. A todo el mundo le caía bien, les parecía monísimo y todo eran mimos. Me sacaban a pasear en la cama ¡qué gozada! lástima que no lo recuerdo.

Los siguientes años, en los que ya tuve un poco de conocimiento, no estuvieron mal; pero ya empezaba a sospechar que poco a poco se acabarían los mimos y las deferencias.

Ahora tengo 60 años y mi vida no es nada divertida, es más bien triste y aburrida. Me pregunto por qué tuve que ser yo, de entre unos cientos de millones, el nadador
más hábil, el que consiguió romper la membrana de aquel huevo.

lunes, 26 de febrero de 2007

Voces

Últimamente escucho voces, sobre todo en lo oscuro. No sé de donde vienen ni quien las susurra desde el centro sin límites del vacío. Me amedrenta palpar en la noche el sabor evanescente del vacío; y miro a mi alrededor buscando el aliento de unos labios, pero nunca encuentro a nadie. Puede tan sólo ser mi imaginación abismada de delirios, aunque yo preferiría pensar que son voces conocidas, voces tanto tiempo perdidas tras las esquinas del silencio, voces que pugnan por venir de nuevo a acariciarme por encima de este vendaval de soledades que me asola de recuerdos inventados, voces queridas que hace ya más de una eternidad que murieron… y que vuelven, que renacen para resarcir mis tímpanos quebrados de ausencia. Últimamente escucho voces, voces ásperas y agudas como alfileres de fuego… Trato de imaginar que son un aroma de lila hecho verbo y melodía, pero sangran a gritos mis oídos.

Pelle / Piel (un poema de Silvia Favaretto)


Pelle

Se questa specie di pelle
che mi divide dal mondo
non fosse così sottile,
potrei anche sopportare
il peso della tua vicinanza,
il freddo dell’inverno e
il mio muto destino di poeta.

Piel

Si esta especie de piel
que me divide del mundo
no fuera tan sutil,
podría aun soportar
el peso de tu cercanía,
el frío del invierno y
mi mudo destino de poeta.

Silvia Favaretto

Para saber más acerca de Silvia Favaretto.

domingo, 25 de febrero de 2007

Amor ciego

Sus palabras, por no herirla, y aunque hubiera terminado marcándola de profundas cicatrices, a menudo no fueron sinceras. Tras perderla para siempre, inundó su corazón una profunda tristeza. Pero la seguía amando y por nada del mundo quería permitirse que ella supiese de su amargura cuando, a pesar de la distancia que se había interpuesto entre sus almas, la tenía cerca. Y callaba, sabedor de que ella había terminado conociendo todas las claves de su lenguaje. Pero sus ojos nunca sirvieron para la mentira. Y los quemó con lejía.

sábado, 24 de febrero de 2007

A bocajarro

Cuando el soldado dejó en el suelo su fusil para tomar en sus manos la flor que aquella guerrillera, herida y vencida, le ofrecía, nunca imaginó que terminaría partiéndole el corazón.

A veces pensamos que gritamos…

Tu n’as que moi
pour contenir tes craintes!
Paul Valéry

A veces pensamos que gritamos, pero sólo es silencio. Sin aire, sin un eco al menos, la música ancestral que emana de las cuerdas del dolor requebrado, no es más que una vaga fantasía de alas rozando en el pecho sin haber nacido.

Pero... ¡Grita!, ¡grita!, muda sin lengua. Aunque el muro devore en sus fauces el rumor de las olas y el salitre. Aunque sólo ya te haga compañía tu tránsito de violines sin alegro, tesitura ni preludio. Aunque yo no te pueda ni mirar desde el fondo de mis labios cosidos. Aunque el tímpano se vuelva arena, partitura sin compás ni pentagrama, dolor… dolor de arena…

¡Grita!

(Por mí… que no quede).

E = mc2

Cuando hubieron terminado su obra, no pudieron resistirse a la tentación de compararse con ella. Sólo es por eso que, hoy, conocemos a cada una de las réplicas y variaciones de aquel hallazgo con el desafortunado nombre de arma inteligente.

El último error

Cuando acudieron los buitres, se hizo la muerta.

viernes, 23 de febrero de 2007

Hay ángeles en la Luna

Hoy me he sentido arropado por un habitante de la Luna. Lo desconozco, pero no me ha extrañado, yo sé bien que es un ángel, aunque él no quiera reconocerlo y oculte sus alas para no ser descubierto por las ratas que se nutren devorando plumas blancas y miradas celestes. Y he sentido asimismo en mi pecho otras alas, otros vuelos, alentando mi destierro. Pero también he descubierto que comienzo a apreciar el desarraigo, a descubrir lo que tiene de aurora, lo que tiene de luz aplazando la eternidad sin aroma del último firmamento, un firmamento sin palabras y oscuro, frío, inmóvil, sin aire en las venas, sin tiempo ni olas que acaricien con su rumor la tierra firme.

Necesito dejar de mirar atrás continuamente, ya tengo mejillas y arterias recubiertas de salitre, y la sal es la materia con la que se construyen las tumbas. Y las lilas no son flores para los muertos, aunque yo ya sólo sea un espectro y eso no importe. Nunca pensé que llegase a hacerlo, pero hoy sé que siempre, mientras quede un suspiro dolorido, es posible volver a sorprenderse. Porque he conseguido dar el primer paso, y no deja de ser una buena tentativa en esta vida que no nos permite ni un breve ensayo. Ahora deberé ir acarreando una a una mis maletas hasta esta isla poblada de fantasmas que desconocen mi existencia. Y abandonarlas a la gula del mar antes de pisar las ásperas arenas de la orilla, porque están llenas de alfileres y cristales acechando, y ya apenas me queda sangre. Si me llegan a alcanzar las fuerzas para deshacerme de todo mi equipaje, tal vez entonces pueda de nuevo volver a mirarme de frente, aunque ya no recuerde haberlo hecho nunca. Y puede que vuelva. Pero aún me queda un largo camino que recorrer a contracorriente, arrastrando la nausea inmensa de no volver de nuevo la mirada para respirar el aliento fresco de una lila en la mañana.

Gracias a todos, pero este viaje he de hacerlo sólo, sin brújula, sin alas, sin viento ni estrellas.

Punta Camarinal

- ¿¡Quién vive!?

- Nadie -respondió Omar, mientras abrazaba, sin fuerzas, el cuerpo sin vida de uno de sus compañeros de naufragio.

Paraíso malogrado

Cuando al fin superó su atávico miedo a las serpientes, ya la manzana estaba podrida.

Su peor pesadilla

Cuando despertó, sus sueños no estaban allí.

A destiempo


Cuando, tras años y más años de peregrinaje, alcanzó al fin el mar, lo encontró desierto.

jueves, 22 de febrero de 2007

Barco varado

No sé llegar a ti.
Paso el día cimentando mil trayectos en mi mente
Con las olas de unos sueños que se pudren sin pasado,
Proyectando paso a paso las palabras necesarias
Para despejar el cieno que se ha urdido con mis nauseas,
Ensayando el gesto preciso para evitarte otra herida,
Para ocultarme del miedo que se erige en centinela
En los límites nacidos de la duda y la congoja,
Para quebrar sin gritar las marañas del silencio,
Para acercarme a ti
Sin romperte,
Sin romperme.

Pero siempre, cuando trato de iniciar la singladura,
Dudo de que en tu puerto aún esperen a mi barco.

Y extravío sobre el punto de partida
El velamen sin sentido de mis sueños.

Y me hundo
Y naufrago
Bajo mi tierra sin remos.

Encuentra al carajote integral

Corren malos tiempos para la lírica. Y para la inteligencia, que sólo puede calificarse como tal si se utiliza con buenos propósitos. Cuando no es así, y, por ende, se afirma en un sentimiento de superioridad por cuestiones raciales –que casi siempre, por no decir siempre, ocultan o vienen aderezadas por aspectos de perversa e injusta dominancia de tipo económico- sólo se puede hablar de sucia barbarie por muy revestida que se nos presente con los oropeles de un pensamiento “ilustrado” que sólo trata de ocultar la inmundicia de los más bajos instintos. Como el Ku Klux Klan o la Santa -eufemismo de demoníaca- Inquisición o los fascismos representados, por ejemplo, por los regímenes nazi o estalinista. Vuelven tiempos de persecución, botas en el cuello y escarnio. Pero los censores y verdugos con puño de hierro ya no se ocultan bajo mantos “sagrados” y capuchas, sino que se presentan a cara descubierta y con ese síndrome de idiotez profunda que va impregnando a las nuevas generaciones, o a parte de éstas, entre otras causas, por la extensión de la (in)cultura del videojuego y la devaluación ética que suponen la indolencia y la insensibilidad frente a la pesadumbre ajena.

El caso es que un grupete de tarados, con aires de ilustrados y de salva-patrias, pero en el fondo tan sólo unos bodoques sin dos dedos de frente y ni un ápice de sentimientos y empatía, ha ideado un “simpático” juego para “divertirse” y “concienciar” a la sociedad -¿es que aún queda algo que pueda denominarse así?- del grave problema que suponen, para la tierra desde la que se domina el Imperio, los trabajadores indocumentados. Ya saben: apestosos negros, chicanos violadores, chinos sopla-pollas y algún que otro españolito, por ejemplo, al que confunden con un ciudadano árabe en la antesala de los calabozos de un aeropuerto. De los “moros” “moros” ni hablo, que estos son todos unos asesinos sanguinarios siempre dispuestos a sembrar el terror.

“Encuentra al inmigrante ilegal” se denomina la genial ocurrencia de éste grupo de estudiantes republicanos de la Universidad de Nueva York. ¡Joder!, ya se podían poner a estudiar para algún día alcanzar esa cima de la más alta sabiduría a la que pueden aspirar, que no es otra que llegar a conocer exactamente la situación en el globo terráqueo de Paris o Polonia, en lugar de ponerse a jugar a malditos inquisidores con vocación de bronco vaquero donde pongo el ojo pongo la bala y primero disparo y después, si acaso, pregunto aunque me la sude la respuesta. Porque el inocente jueguecito consiste en que varios descerebrados jugando el rol de “agentes de inmigración” se dedicarán a perseguir a otro bodoque que interpretará el papel de pobre desgraciado señalado con el estigma de “indocumentado”, lo que aquí hemos dado en denominar, en una pérdida total de los papeles de la moral y la decencia, “sin papeles”.

El ganador, al menos, se podrá sentir afortunado con los 100 dólares que recibirá de premio, pues con ellos podrá casi pagar la primera de las muchas sesiones que, sin duda, todos y cada uno de estos auténticos despojos humanos requieren en la consulta de un psicoterapeuta.

La presidenta de este Club de descerebrados, a la que habrán elegido por su elevado nivel de estulticia, una tal Sara L. Chambers, se ha explayado diciendo con absoluta desvergüenza, y con un cinismo sin duda a prueba de la más sofisticada de las máquinas de la verdad que pueda encontrarse en el mercado, que el juego sólo busca llamar la atención de los estudiantes sobre el problema que representa la inmigración de trabajadores indocumentados, pero que, a pesar de ser provocativo, en ningún caso puede ser tildado de racista. Sin comentarios, que me empieza a doler el estómago.

Después nos extrañamos de las barbaridades cometidas por el Imperio y sus lacayos en Irak o en los Balcanes, por no ir más lejos. Pero es que, con cachorros así engrosando las potenciales futuras filas del fascismo, y sin que nadie de esos otros bárbaros que se autodenominan servidores de los pueblos a los que esquilman les plante cara, es lo menos que puede pasar.

Y lo malo, es que estas modas tan “modernas” –aunque en realidad estén ancladas en las más oscuras mazmorras de la Edad Media- no se quedan sólo allí, sino que las terminamos importando con complacencia por estos lares; así que no se extrañen si pronto vemos aquí una serie de versiones consistentes en “Hundir la patera” o “Patéale los huevos al negro cabrón del cayuco que nos recoge los tomates, nos quita nuestro trabajo y se folla a nuestras mujeres y nuestras hijas y además lo hace sin haberse aseado antes sus partes (in)nobles, porque el tío es guarro de cojones”.

Por si acaso, yo propongo un posible método preventivo. Juguemos a “Encuentra al carajote integral”. Sólo que este divertimento se me antoja que será mucho más fácil. Como primer ensayo se podría acudir a la sede del citado Club de “estudiantes” republicanos y tratar de señalar con el dedo a alguno de éstos que pudiese haber sido tocado por el “don divino” de esa “cualidad”, digo por el hecho de ser un carajote sin remedio. Sólo que este juego sería aburrido por demasiado fácil, pues bastaría señalar a cualquier parte de la sacrosanta sede de tan pintoresco club para acertar a dar con uno de estos descerebrados sin escrúpulos. Para hacerlo más atrayente, el premio para los ganadores -que, como digo, serían muchos- podría consistir, no en estipendios en metálico o especie, sino en permitirles contemplar a los citados carajotes integrales intentando cruzar el Río Grande o el puto Estrecho de la Muerte que tenemos entre Andalucía y el Norte de África. Y, para no terminar ahí, también se podría ver a los que consiguieran pasar esta prueba, recogiendo berenjenas en un invernadero en pleno agosto durante 10 o 12 horas al día. Por ultimo, como apoteósico fin de fiesta, sería supercalifragislisticoexpialidoso poder admirar como a los sobrevivientes, medio drogados y de una patada en el culo, se los introduce al fondo de un avión de carga con destino al puñetero infierno (que como ya se sabe está situado en cualquier país del tercer mundo).

Y es que a mí, cuando me entra la mala leche, no hay dios que me supere ideando jueguecitos, ¡”cago’ntó”!

miércoles, 21 de febrero de 2007

Exorcismo

Desde que abandoné el ejercicio del sacerdocio, no ha habido un solo día en el que no haya sentido de una u otra manera la presencia del maligno. Pero esta noche ha sido diferente, se ha manifestado como no lo había hecho nunca antes, de un modo, mucho más intenso y aterrador, que ha inundado de un aroma insoportable y denso hasta el último rincón de la casa.

Todo ha comenzado cuando me he despertado, sorprendido, al escucharla susurrar unas palabras en arameo. La verdad es que no tengo la menor idea acerca del vocabulario de dicho idioma, pero ahora ya no me cabe la menor duda de que así ha sido. Me he apartado de ella bruscamente, con sobresalto, y lleno de pavor la he estado observando durante no sé cuanto tiempo. Se la veía tranquila, con la misma cara inexpresiva de siempre sólo matizada con ese rictus de idiotez que habitualmente se le dibuja en el rostro durante la noche. Incluso su respiración era, como siempre, imperceptible, casi como si estuviese muerta, ella siempre ha sido muy silenciosa a cualquier hora. Lo cierto es que nada de ello me molesta, pues, para lo que busco en ella, la inteligencia o un poco de habilidad para la conversación son aptitudes totalmente prescindibles. Finalmente he terminado queriendo pensar que todo ha sido producto de mi imaginación y he vuelto a abrazarla para tratar de conciliar de nuevo el sueño. Estaba fría, tan fría como siempre.

Pero tan sólo unos minutos después, cuando aún permanecía bien despierto, ha vuelto a suceder y ya no me ha quedado la menor duda de que se trababa del diablo morando en su interior para acecharme más de cerca. He sentido un miedo atroz, pero he sacado fuerzas de flaqueza a fin de no permitir a las fuerzas del mal alcanzar sus perversos objetivos. Con gran agilidad me he abalanzado sobre ella… “Pater noster, qui es in caelis…” y, para tratar de liberarla de tan cruel posesión,… “sanctificetur nomen tuum”… he rodeado su cuello con mis manos… “adveniat regnum tuum…” y he comenzado a apretar y apretar y apretar con todas las fuerzas de las que sido capaz… “sed libera nos a malo. Amen”. Amén; ha sido rápido, mucho más rápido de lo que hubiera podido imaginar. Y a pesar de la falta de práctica, he debido hacerlo de un modo bastante aceptable, pues no ha ofrecido la menor resistencia, no ha proferido un solo exabrupto, de sus labios no ha salido ni un gemido ni una queja hasta que, finalmente, ha estallado con violencia al abandonarla despavorido el maligno. Pero a partir de ahora sé que el mal me vigila muy de cerca y que tendré que estar muy alerta en cada una de las ocasiones en las que me vuelva a acostar con una muñeca hinchable.

El fantasma del mar

Tú eras la ansiada utopía
que se me volvió quimera
bajo la lluvia de octubre.

Bajo las manos vacías
la mar aguarda,
reseca,
que la alimente en mis nubes.

Hoy he pensado…


Hoy me he pasado todo el día pensando en llamarte, en realidad llevo así desde hace ya demasiado tiempo. Quería decirte que, después de tantos meses sin saber nada de ti, me ahogan las ansias por hablar contigo, porque me vuelvas a contar tus cosas: las buenas, para alegrarme, y las malas, para intentar darte todo mi apoyo como traté de hacer, sin demasiada fortuna, en otros tiempos. De haber tenido fuerzas para hacerlo, te hubiera dicho que me aterra tener que pasar el resto de mi vida en el permanente dolor de pensar que no he hecho todo lo posible, y hasta lo imposible, por tratar de recuperar a una de las mejores amigas que he tenido, quizá la mejor, a una de las personas que más he querido, que aún más quiero, aunque nuestra amistad se haya quebrado por los continuos despropósitos a los que he estado abocado por la desorientación permanente en que me han tenido sumido mis sentimientos frustrados e imposibles -¡Me duele tanto sentirme culpable del abominable delito de haberte perdido!-. Que es muy duro no poder ir ya nunca a verte cuando me resulta imposible sacarte apenas un instante de mi pensamiento. Que es una herida incurable querer tanto a alguien y no saber como ganarse de nuevo su amistad y su confianza. Pero no he podido quitarme de la cabeza que igual tú piensas que ya es demasiado tarde y que puede que lo mejor para ti sea ya que yo continúe muerto, vagando en mi soledad como alma que se va desvaneciendo sin ningún sentido. Y he tenido miedo, como siempre, siempre el miedo. Te quiero, aunque tú ya no lo quieras, aunque tú ya no lo creas, aunque tú ya no lo sepas. Te querré, como te prometí un día sin que tú me hubieses requerido tal promesa, siempre, aunque mi cariño deambule perdido sin poder atravesar el muro infranqueable que se ha ido urdiendo sobre los cimientos de la distancia, el silencio y el miedo.

martes, 20 de febrero de 2007

Claro de luna



Ya sólo queda una leve penumbra
del sol que iluminaba las estancias
vacías de mi alma. Como fragancias
que apaga el viento, / en la luz que alumbra

las horas muertas como leve llama
de una vela mortecina / irrumpe
una sombra mineral y prorrumpe
con mi aliento un suspiro que reclama

moribundo / los añicos de un claro
de Luna que calmen el desamparo
que ha crecido en las sombras de la espera.

Mas tu adiós cellisquea sin reparo
Y sofoca las brasas como avaro
glaciar, volviendo mis ojos ceguera.

Llueve

Aunque hace ya meses que no amaina la tormenta, hoy vuelve a llover. Parece como si este tiempo se empeñara en querer recondarme todo aquello que me es imposible olvidar. He salido afuera, sin paraguas, para sentir las gotas golpeando mi piel, y el agua amarga de esta lluvia gris, por un momento, ha ocupado en mis mejillas el lugar de las lágrimas que se niegan a fluir aliviándome de su peso. Hoy vuelve a llover, como ya desde siempre.

lunes, 19 de febrero de 2007

Cardiopatía terminal

¡Ha sido tan duro desapegarse!
Compartía el corazón contigo
y hoy, sin latidos,
vago como un cadáver
que se pudre entre las sombras.

Tal vez amanezca de nuevo


El sol se está poniendo allí donde habitaban confusas mis palabras. No hay vuelta atrás en la agonía del verbo cansado. Todo lo que nace termina muriendo, es el ciclo al que todo lo vivo se halla sometido. Pero, a veces, es posible resurgir de las cenizas del ocaso a nuevos amaneceres en el límite de otro océano. Mientras haya adjetivos para colorear el nombre de una rosa será posible renacer del rescoldo de los cuadernos quemados con tinta roja.