viernes, 20 de julio de 2007

Las mentiras del espejo

Me resultas tan apetitosa
Como aquella manzana engañosa
Que, inocente, mordió Blancanieves.

Y sigo esperando dormido sin sueños
Un beso azul
En la penumbra.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres la repañocha. Cada vez que entro por aquí tengo que leerme la hostia de cosas. Pero... me agradan, me agradan mucho.
ABRAZOS, RAFA.

Anónimo dijo...

Cien años después llegó un principe azul, venido directamente de la aldea de los Pitufos, pero el nota tenía una alitosis que tiraba patrás, así que, ante el desastroso panorama, la manzana siguió haciendo efecto, eso si, ya convertida en sidriña por el paso de los años y con una capacidad etílica añeja que lo flipas. El pitufo aún sigue borracho perdío y con cuatro puntos menos en el carné de conducir por cabalgar bajo los efectos de los besos azules.
Moraleja, siempre es mejor ser caperucito rojo, sobre todo rojo, y salir al bosque para que nos coma la más loba entre las lobas...
Auuuuuuuuhhhhh....!
Sidra bien fría y lo que caiga

Anónimo dijo...

Mmmhh un beso azul, que permita soñar mientras duermes, pero que te deje dormir poco, porque tras los besos, las caricias vienen reclamadas.

Un besito de todos los colores!

Anónimo dijo...

Prolifico y rapido.
Me ha gustado en breves verso resumes toda una historia. Casi perfecto.
Un abrazo.