domingo, 30 de septiembre de 2007

La flor de hielo

Ante la espada de la soledad

Grité de espanto.


Todo era silencio en la noche sin lluvia ni susurros,

Y en esa bruma densa que se agita en los párpados cerrados cuando el recuerdo se vuelve alimaña,

Sonó un eco desconocido,

Espectral y metálico.


Fulgió la sangre estallando ante el golpe de aquel espejo de opacidad sublime

Y cegáronse como arduos misterios los tímpanos por siempre:


Grito suspiro, grito amapola, grito enronquecido de sin mañanas

Ahogado en el azogue,

Grito como la flor en la nieve tardía,

Triste ceniza de hielo sin llama.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bello y tragico poema, lleno de dolor y desesperacion pero que buenas imagenes con la flor en la nieve "triste ceniz en la nieve tardia".
Un abrazo.