martes, 4 de septiembre de 2007

La separación

A Larrey, por la inspiración.


Tras no poder hacer nada para evitar aquella separación, todo el peso del mundo se le vino encima. No era capaz de imaginarse viviendo sin ella. Asustado y perplejo, se sumió en la oscuridad de sí mismo durante dos largas semanas en las que no tuvo el valor ni las fuerzas suficientes para salir de nuevo a la calle. Hasta que una mañana, sin poder resistir más su ausencia, y con un gran esfuerzo, consiguió reunir el aplomo necesario para salir a buscarla. Una pertinaz lluvia torrencial golpeaba con saña las calles, difuminando los perfiles de la ciudad y sus gentes. Así es imposible –pensó, si no alcanzo a verme las manos, ¿cómo habré de encontrarla? Pero siguió buscando; tras las esquinas, sobre los charcos, en bulevares vacíos y por parques desolados. Hasta que al fin, cuando los rayos del sol lograron romper por unos instantes la gris tristeza del cielo, se vio reflejado en los espejos de un escaparate, descubriendo, con horror, que él era la sombra.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial, Rafa, el cómo está contado y el giro que das luego, descubriendo que no busca a otro/a sino a parte de sí o a sí mismo.

Esto de las sombras ha despertado siempre mis intrigas, desde que era niña. Era algo que como a todos los niños me llamaba poderosamente la atención,lo de las sombras,digo, y sobre todo lo de la propia sombra y jugábamos a perderla colocándonos estratégicamente bajo el sol, o a encontrarla, no sé por qué pero yo siempre la miraba con algo de suspicacia, sabía que me pertenecía y formaba parte de mí pero, al mismo tiempo, no la asumía como "yo" y me ponía a mover las manos y ver esa "copia" de ellas en el suelo, me parecían extrañas más que propias....

La verdad, esa "dualidad" me fascinaba, atraía mi atención; ya entonces y en esa inocencia, los niños descubríamos que el "yo" como mínimo no era único-uno-sólido... sino que también se "bifurcaba", se "salía" de nosotros mismos y, como mínimo, se duplicaba

Bueno, bueno... que me "multiplico", paro ya

Un abrazote

Anónimo dijo...

Muy bueno, Rafa. Me ha gustado. Siempre dentro de esa matematica dualidad ser/sombra que unida a la ser/reflejo hacen un mundo demasiado magico y bello para constreñirlo en unas formulas.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Aunque la literatura a menudo, en especial la tuya amigo Rafa, coquetea deliciosamente con los simbolísmos y la recreación de imágenes surrealistas, puedo decir por propia experiencia que determinadas ocasiones en las que media la distancia, la soledad o la desorientación son muy semejantes a la situación que describes. A la sensación de estar buscando algo que desconoces o de estar alejándote de algo que no sabes bien qué es para acabar encontrándote con tu propia sombra, que, por cierto, no siempre es amable con su modelo.
Barqullos de canela y un sol y sombra. Para acompañar al texto.

Anónimo dijo...

muy bueno.
Hay muchas sombras que se creen personas.

Un beso, Rafa.

Anónimo dijo...

Un final inesperado digno de un buen desenlace. Es muy bueno, me gusta esa disolución y el juego de separación de ella con su búsqeda y de separación tb en sí mismo con la dualidad, Un beso

Anónimo dijo...

interesante requiebro a mi idea, esto es el manatial que no cesa.

Anónimo dijo...

Gracias milena, prometeo, kai, maría, leuma, larrey.

Y, bueno, lo cierto es que no se trata más que de una metáfora en el sentido que habéis apuntado. Aunque, a veces, se me desboque el surrealismo, siempre hay un trasfondo.

Larrey, je je, sí, te "robe" un poco la idea.

Abrazos.