viernes, 7 de septiembre de 2007

Porque el cielo, ni es azul ni cielo



Porque ese cielo azul que todos vemos,
ni es cielo ni es azul ¡Lástima grande
que no sea verdad tanta belleza!

Bartolomé Leonardo de Argensola


Cuando al fin se demuestre que es mentira
esta vida que pasa sin sentido,
que me duele, que gime y que suspira
añorando sin suerte lo prohibido;

y tu amor espejismo en que se mira
este cuerpo, sudario desvaído,
que amortaja a mi espíritu que expira
por no haberse en tu fuego consumido;

cuando al fin no haya gloria como broche
y la Parca nos quite de un zarpazo
este azul que la nada nos anuncia…

¿para qué habrá servido esta renuncia
que se niega a fundir en un abrazo
nuestras almas buscándose en la noche?

(Febrero de 2006 - julio de 2010)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Por qué tenemos que renunciar a lo que desea nuestra alma?.Es muy tierna y emotiva.Un beso.

Anónimo dijo...

Malena, no sé la razón exacta de por qué renunciamos a los verdaderos deseos, pero lo cierto es que lo hacemos, maldita sea.

Rafa, qué cierto lo que expresas y que tristeeeeeeeeee.

Un abrazo sentido

Anónimo dijo...

Vamos dando tumbos por el mundo perseguidos por nuestros deseos truncados, por amor, por dolor, por prudencia, por cobardía. Negando frente a la golosina prohibida que lo que en verdad nos apetece es darle un mordisco lascivo y temerario, arrancarle el envoltorio a dentelladas y dar un corte de mangas a los mirones. Pero, amigo mío, nos pesa demasiado en la memoria genética tantos siglos de represión.
Flan de huevo coronado con guinda, al estilo teta turgente, y licor de almendra amarga.

Anónimo dijo...

Gracias malena, victoria, Kai. Y sí, es muy triste que vivamos esta vida, acuciados por una represión y sin sentido y un moralismo falso, como si nunca fuese a acabarse y sin disfrutar de nuestros más íntimos anhelos.

Besos.