martes, 9 de octubre de 2007

Celda de aislamiento

Buscando un asidero contra el vértigo

Como pez me zambullí en mis adentros;

Y al llegar hasta el centro del vacío

Me encontré con los ojos del espanto.

Unos ojos, como fauces sin alma, que me miran

Fijos,

Ciegos,

Voraces,

Fundidos a lo inmóvil y al silencio,

Seguros

De, al fin, lograr su victoria.

Buscando un asidero contra el vértigo

Me atraparon los ojos del espanto,

Y ya, con su mirada por el cuello,

No alcanzo a vislumbrar efugio alguno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Rafa, ahí en esos adentros en donde ralmente uno se enucentra con su ser, el tuyo aún debe vaciarse para volverse a llenar de vida.

Un abrazo
Sandra