jueves, 4 de octubre de 2007

Eclipse de voz

Este eclipse de voz que asola mis sentidos
Se lo ha llevado todo:
El ayer y el mañana, la vida y la esperanza,
La luz de las estrellas,
El rumor moribundo del agua en las clepsidras
Y hasta las propias sombras.

Oh

Quién fuese el corazón de aquel fraile Arrázola,
Chorreando su sangre vehemente
Sobre la piedra de los sacrificios
,
Para dejar de escuchar ya por siempre
Las fechas infinitas por las que aún
Seguirá sucediéndose sin pausa,
Eclipse tras eclipse sobre altares sangrientos,
Esta aciaga ceguera en la penumbra
Que arrasa mi corazón lentamente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Despues del eclipse el sol se alza pleno y brillante iluminado las tierras, dando calor y seguridad a los seres. El eclipse es solo un rato, un lapsus...la realidad es el sol que nos calienta.
Un abrazo.