viernes, 14 de diciembre de 2007

Dicen... y me inquiero


Dicen que el Gran Hacedor, ingeniero avezado donde los hubiere, edificó el Mundo en siete días –sí, en siete, no en seis, que todo trabajador debidamente amparado por la normativa laboral y las organizaciones sindicales, debiera tener el derecho de disfrutar, al menos, de una jornada de descanso semanal debidamente retribuida.


Una semana no parece demasiado tiempo para tan vasto Universo. Sobre todo si tomamos en consideración que desde siempre estuvo solo para tan ardua tarea. Bueno, después vino aquello del pan y el sudor en la frente, pero para entonces ya la suerte estaba echada.


Lo que no termino de comprender, por tanto, es quién, o qué o si Él mismo ni por qué, está necesitando toda una eternidad para definitivamente derruirlo. Pero, sea quién o lo que sea, carece, sin duda, de profesionalidad alguna. Aunque también es cierto que, al final, todo termina cayendo por su propio peso.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Tampoco yo comprendo muy bien quién ni cómo ni por qué, pero quizá no caiga en ausencia de gravedad, un abrazo

Anónimo dijo...

Hola primo.

Pero qué ganas de derruir...

Lo primero que hubo de crear eran los sindicatos y eso, para que le regularan; que, con tanto trabajo, así salió (casi) todo de chunguito...

Y la mujer, antes que el hombre, para que fuera planificando la colocación de los muebles y las cortinitas.

Y lo de que está tardando una eternidad, es muy relativo. Ya lo dijo Einstein.
Aunque un día he de escribir algo sobre lo relativo de la teoría de la relatividad.

Abrazo inqueridor.

Anónimo dijo...

La gravedad, leuma, es también una especie en vías de extinción. Los frenos no dan tregua y al final sólo quedará frío, quietud y oscuridad, o, lo que es lo mismo, la nada (claro está según determinadas teorías acerca de la evolución del Universo).

Primo, ciertamente todo es relativo, y, en ese marco, imagino que al Mundo tan larga agonía se le debe estar haciendo eterna. No estaría mal, tampoco, que esa relatividad hiciese delas ruinas material para volver a edificar de nuevo. Pero tal y como van las cosas, me resulta bastante improbable. Porque en el seno del Gran Hacedor, que no es otro que el Ser Humano y, a la vez, Inhumano, parece que se sigue por la labor de dejar hacer al lado oscuro.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Querer interpretar los propósitos de Dios al crear el Mundo y el hombre a su imagen y semejanza es como querer contar las arenas de la playa o las olas del Mar. Castilla Center

Anónimo dijo...

¿A su imagen y semejanza?, Carlos. ¿Omnipotentes? ¿Eternos? ¿Omniscientes?... No he conocido hombres o mujeres así. Ni dioses, claro. ¿Tal vez te refieres a que nos hizo crueles y sanguinarios? Bueno, así hay algunos, pero no todos. Paparruchas, Carlos, paparruchas de viejas con la cabeza perdida y de curas. Y no te pongas tan beato que tú eres más descreído que Bush (que si realmente fuera creyente, por miedo al infierno no hubiera faltado tanto al quinto mandamiento, el muy cabrón). Por cierto, que en el orden de prioridades de los que los idearon, este ocupe el quinto y no el primero, dice mucho del respeto que por la vida tiene una de las instituciones que más asesinatos ha cometido o bendecido a lo largo de la Historia. Así que no, no te pongas beato.

Un abrazo.

Ps. Tu abuela tenía razón, pero el cariñó, como el olvido, es algo independiente de nuestra voluntad, tiene mucho más que ver con el deseo de los otros.