martes, 11 de marzo de 2008

Con la flor de mi tumba


Éste tu querer ver pasar el tiempo,

Así, mansamente, sin sobresaltos,

Es renunciar de antemano a la vida.

¿De qué te valdrán las risas vacías?,

¿De qué tu sosiego impuesto a la fuerza?,

¿De qué no enaltecerte en las pasiones?;

¿Es que piensas que merece la pena

Anclarse de tal modo a la tibieza,

Despreciando el calor por temor al granizo?

Nunca te faltaron

Valor ni fuerzas

Para acoger en tu herida lo justo,

Enfrentándote al mundo,

Para salir adelante en lo adverso,

Salvando la sonrisa de los otros,

Aunque al cabo te costase una lágrima.

¿Qué mudo demonio

Te ha transformado?,

¿En que momento te mudaste en piedra

Repudiando en tu gesto a las arenas?,

¿Qué te volvió timorata a sabiendas?,

¿Se te pudrieron, acaso, las velas

Del roce con mis remos miserables?,

¿Ya no recuerdas que juntos luchamos,

Codo con codo, el uno por el otro?,

¿O que el dulce dolor que sentíamos,

Expuestos a las fauces de los perros,

Era la envidia de las alimañas?

Reconozco que, a veces,

Me paralizaba el miedo al futuro,

Sin piel a piel, a tu lado forjándose,

Sin la sangre vertiéndose a gemidos

Sobre un lecho de olímpicos pecados,

Sabiéndome sólo

Flor de paréntesis,

Penada a marchitarse sin ser tu primavera;

Pero así, tan desnudo y apocado,

Desafiaba a los ojos de las sombras

Para unirme a tus manos sin tocarlas

Y guiarte en mi ceguera a tú camino

Aunque yo me quedase en la cuneta.

Luego mis alas se hicieron muñones

Levantando murallas con su fúnebre sangre

Y manchando de pavor tus arrestos

Como pecado de poma sin culpa

Y sin redención posible en mi vuelo

De ceniza apagada;

Y todo adelante, atrás y en el centro

Se mudó en negra noche sin estrellas

Devorando sin tregua nuestros sueños.

He de confesarte que, sobre todo,

Lo siento por mí que, solo, agonizo

Sin tus brillos celestes,

Pero no es menos cierto que abriría mis venas

Por volverte a la vida con la flor de mi tumba.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Si, uno muere cuando deja de sentir, cuando se enmudece y ya no vuelve a mar, pues aunque sea amando sin ser correspondido se sigue vivo aunque uno se sienta muerto, pero sin sentir ¿qué sentido tiene la vida?

UN abrazo