domingo, 2 de marzo de 2008

Elegía


Son éstos, tiempos de dolor y espanto,

De pérdida perenne en el hastío,

De sombras abonando el desvarío

Que crece al sinsabor del desencanto.


Con sus puertas por siempre a cal y canto,

Se aleja mi tren dejando vacío

El andén de la esperanza. Sin brío,

Se abisma mi espectro en un camposanto


Sin ida ni vuelta. Ya nada queda,

Sólo pasmo, de sus ansias de vuelo

De su rumbo, de sus alas de seda,


De su ardor, de su aurora, de su cielo…

Y, sin tiempo, agoniza la humareda

Del polvo incinerado de su anhelo.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Y bien qué tontería,
no soy nada sutil,
si yo sólo pasaba,
pasaba por aquí, pasaba por aquí.
Ningún teléfono cerca
y no lo pude resistir,
pasaba por aquí...

Tú si tienes cosas que decir.

Un abrazo, Rafa.

Anónimo dijo...

Qué barroco tu soneto "polvo incinerado de su anhelo".
No estés triste.
¿Qué lees?¿Qué estás leyendo ahora?

Anónimo dijo...

Hola
me encanto tu espacio...
tus escritos me han dejado feliz,porque hay gente que escribe todavia con el alma...
te invito a que conozcas cem%eu!
espero que te guste...
saludos eternos desde la ciudad del Carnaval...Brasil!
ts

Anónimo dijo...

Duros tiempos para la lírica, Rafa.
Biennnnn por tu regreso.

Un abrazo.