lunes, 21 de abril de 2008

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Comerte a besos, sí,

Comerte a besos.

Cocinarte ni cruda

Ni muy hecha;

Con algo de aceite,

Una pizca de sal,

Y unos leves toques

De buen vinagre.

Aderezarte con hondos suspiros

Y beber, sorbo a sorbo, de tu cuerpo, con ansias,

Tus espasmos, gemidos, tus jadeos;

Amasar con las yemas de mis dedos,

Apacible y con calma, tu intensa geografía,

Transgrediendo tus límites sin afán de conquista,

No siendo más que tu humilde vasallo.

Como hambrienta alimaña, devorarte hasta el tuétano

Y vestido de noche, como un sueño,

Meterme en tus adentros

Para, ardiendo, incendiarlo todo, para

Ser ácido en tus venas,

El Levante en tus nervios;

Morder y remorder los poros de tu piel

Del modo en que muerde la marabunta,

Invencible,

Sin freno ni conciencia.

Derramarme en tu agreste territorio

En el instante eterno del éxtasis efímero,

Esa densa penumbra que se rompe,

Abriéndose en crepúsculos.

Comerte a besos, sí;

Ni cruda ni muy hecha devorarte y, después,

Servirte de alimento.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Rafa... me dejo. Vuelta y vuelta.
Intenso, rompedor.
Besos al punto

Anónimo dijo...

Uf! Qué rico, se me hizo la boca agua... ésto sabe a delicia.

Me encantó este giro o respiro poético.

Un beso, grandote.

Anónimo dijo...

majestuoso final!!!

sabroso menú, un abrazo.

Anónimo dijo...

Una voracidad "in crescendo", un final redondo, y un erotismo rítmico perfecto.

Un poema hermosísimo, Éxodo.

Un beso.

Soledad.

Anónimo dijo...

Interesante canibalismo sexual, que todos los menús fueran igual que este.

Anónimo dijo...

jajajaaja, así me gusta, que te des de vez en cuando una alegría.

Muchos latidos.
Ely