jueves, 1 de mayo de 2008

El peso en la mirada


Hoy te he mirado de nuevo a los ojos,

Pero no los he visto. Me ha cegado un recuerdo:

Aquella mañana, triste de lluvia,

Que ahogara de sal grave mi mirada

Al saber de su peso en tus pupilas.


Hoy te he mirado de nuevo a los ojos

Buscando en ellos

La luz que me falta,

Volver a componer los viejos portulanos

Con la rutas perdidas a un tesoro imposible

Que no nos pertenece,

Y el brillo inalcanzable de dos espejos cómplices,

Queriendo echar a andar en sus reflejos

A un tiempo que agoniza detenido

Sobre el reloj de sol de un futuro cansado.


Hoy me he mirado de nuevo en tus ojos

Pero dentro de mí sigue nublado.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso es porque no me has mirado bien... ya sabes... mírame, verdad que sabes verme con calma? pues no lo digas a nadie.
Beso

Anónimo dijo...

Y es que en una mirada, cuando nos ciega un reflejo cómplice... desaparecen las sombras y la luz que se nos enciende dentro, nos devuelve a la vida.

Un abrazo

Anónimo dijo...

¿Sabes? Hoy te entiendo perfectamente, más que nunca.
Hay palabras que llegan directas al corazón, las tuyas se clavaron en mi alma. Gracias por ello Rafa.
Mil besos que aun en la distancia te llegaran uno a uno.

Anónimo dijo...

Hola Rafa!

Es un verdadero placer volver a pasar por tu blog y sumergirme en tus versos.
Me quedo con éste, realmente, no sé por qué; quizá porque en multitud de veces sentí esto mismo que reflejas en este poema y me llegó más adentro.

Saludos, amigo.