domingo, 31 de agosto de 2008

Luna en llanto creciente


Cuando, cansado en su vuelo amarillo,
Rinde sus alas el sol al ocaso,
Y, en la penumbra del mar, es su sangre
Grito que apaga la noche en las olas,
Yo, con la entraña también en zozobra,
Hundo en la espuma, abatido, mi aliento.
Y en los arrullos del vasto salobre,
Que alza ante mí su profundo inconsciente,
Busco el conjuro que abrevie la escora
De navegar sin tu viento al costado.
Y abre la luna menguante los párpados,
Con sus pupilas en llanto creciente,
Acompañando las lágrimas yermas
Que hay en mis ojos de cuencas vacías,
Sin que los colme en su luz tu mirada.

Fotografía: Saturnino Espín.

sábado, 30 de agosto de 2008

Golondrina en sueños


Ya es madrugada y el tenaz insomnio
Tiñe de jaula mis ansias violáceas:

No alcanzo en la vigilia a sacudirme
El plomo que se embosca entre mis alas.

Me vierto, todo sal, por mis muñones
Y bebo de unos versos, como bálsamo,
Que mudan las tupidas madreselvas
En plácidas escalas a un letargo
Que acuna mi dolor en sus aleros
Y en sueños me libera de mi yermo:

En tu alma me recibes como un nido
Colmado, con la aurora, de rocío.


Tierras (de un cuadro de Mar Sánchez)


Límpido espejo
do se mira la vida,
bosque en el agua;
Se pinta en la corriente
el viento entre las ramas.

Ilustración: Tierras, de Mar Sánchez. Óleo al agua sobre lienzo (35x24 cm)

viernes, 29 de agosto de 2008

[{¬¬¬*}]



Naipe tras naipe,
Fue castillo en el aire,
Tu desafío;
Cimentado en el humo,
Bancarrota ante el viento.

-

[{¬¬*****}]


O Fortuna
velut luna
statu variabilis, (...)
Carmina Burana

Destino incierto
Por tu brillo inconstante,
Diosa Fortuna.
Mis tesoros de ayer
Hoy son falsa moneda.


Ilustración: La diosa Fortuna, de J. Bernard.
-

jueves, 28 de agosto de 2008

Las nieves del tiempo


Habíanse agotado ya los salmos
Y crudo era el letargo en la mañana,
Sus alas ateridas de mutismo.

Con el sol ya en su cenit, la quietud
Que, hecha arena, las huellas laceraba,
Era una luz oscura como estruendo,
Hurtando su color a las violetas
Y ajando con su sal los ventanales.

Qué angustia no poder cerrar los párpados…
(Un aullido de vidrios desollados
Llagaba los afanes con sus aguas).

Las hordas de las sombras, avanzando,
Crecidas con el tedio de la tarde,
Mudaban el azogue de las fuentes
Cenizas, en sus cuencas, apagadas

(Rescoldos con la entraña de cellisca).

La escarcha, eternizada en los cristales,
Teñíase de un rojo macilento,
Augurio de congoja en la parálisis
Que ataba lo sagrado a un cruel sepulcro,
Fraguado en abatidos pedestales;

Qué gélida la inercia en la nostalgia
Sin un frágil atisbo de saudade.

Vencida ya la luz, tras el crepúsculo,
Un vértigo amarillo desplomado,
Era en la piel tormento de imperdibles
Hundiéndose en la entraña de los sueños,
Privados, en su anzuelo, de descanso
Y yermos entre el lodo de lo exánime.

No estaban permitidas las liturgias;
Sólo una oculta y muda hechicería,
Convocando a la vida en una estrella,
Era considerada tentación,
Motivo de destierro y anatema.

Y así en la noche, estéril la herejía,
La hiel de inquisidores sobre el lecho,
Helando, en los muñones desolados,
Simientes de alabanza en nuevas aras,
Mutaron los vergeles en cizaña,
Ponzoña en la matriz de la mañana.

miércoles, 27 de agosto de 2008

[{¬¬****}]


Yermos los páramos,
ni es simiente la luz
del vasto cielo.
Un venero es salobre
si se alumbra a destiempo.

[{¬¬***}]


¿Se ha de secar,
Intacto, el surtidor
De la fontana?
Lanza y llaga es la sed
Que reniega del agua.


martes, 26 de agosto de 2008

[{¬¬**}]


Ligado al límite,
Se consume el rocío,
De exilio, exangüe.
Su aliento hecho jirones,
Herrumbre en la alambrada.


lunes, 25 de agosto de 2008

Abismo blanco


Pronto el otoño, vértigo en mis pasos,
Poblará, con su aliento como espada,
Los últimos refugios de un ensueño
Que exangüe palidece sin mirada.

Estruendos pavorosos como espectros,
Surgidos de la nada más ignota,
Pondrán su tinte adusto en un paisaje
De pájaros, sin alas, descarnados.

No habrá refugio entre la niebla malva;
La nieve, adelantada al crudo invierno,
Cubrirá, con su lengua parca y gélida,
Las hojas amputadas de los árboles,

Los ríos se helarán sobre sus cauces,
Sin mares a la vista para abrigo,
Y el vástago sin nombre del abismo
Se hará por siempre dueño de los páramos.


domingo, 24 de agosto de 2008

[{¬¬*}]


En telarañas
Se mudan las pupilas
Deshabitadas.
¡Cuán tenaz el espectro
De una estrella sin hálito!

sábado, 23 de agosto de 2008

[{¬*****}]


Entre las sombras,
Del cavernoso abismo,
Se urde un dilema.
¿Quedó el pozo sin agua
O está la luna nueva?

Tele-carroña


No es oro todo lo que reluce, ni es tele-basura todo lo que apesta. Burdamente disfrazada de paloma mensajera, una obscena muchedumbre de buitres en legión, micrófono y cámara en ristre, se cierne, al olor de la sangre, impúdica y voraz sobre los despojos aún calientes.

viernes, 22 de agosto de 2008

[{¬****}]


De hojas, plagado,
Se desborda el estanque;
La lluvia arrecia.
Sin cobijo, de otoño,
Se derrama en nostalgias.


Gracias, Shade.

jueves, 21 de agosto de 2008

[{¬***}]


Se muda en sombras,
Con la lluvia, la lila;
La hoguera exánime.
Del carrizal, el humo,
Se avienta entre las nubes.

|-|


Se ahoga un grillo
que saltó en el estanque,
tiembla la luna.

miércoles, 20 de agosto de 2008

[{¬**}]


Cala, en salitre,
El añil de mis mangas,
Sima sin olas;
Al secar palidecen
Como Atlántida ignota.

Fábula


Porque la sangre llora,
Porque la noche miente,
Porque los lobos,
Porque la muerte...

martes, 19 de agosto de 2008

[{¬*}]


Como Cortés,
Rebelada al azufre;
Humo en Sodoma.
¿Ungirá, entre el salitre,
Al rescoldo el rocío?


Ilustración: Barco incendiado, de Markus Larson.

lunes, 18 de agosto de 2008

Las hienas


Al ser capturado, aun sabiendo que no le tendrían piedad, no tuvo miedo. Tras largos años de preparación, estaba convencido de que le sobrarían fuerzas y valentía para soportar cualquier tipo de tormento. Tampoco se sintió nunca intimidado ante la posible inminencia de la muerte.

Cuando su torturador penetró en las lóbregas penumbras de la mazmorra, de inmediato vislumbró en él la excepcional fortaleza de espíritu que lo acompañaba. Aun así, sonrió, en la seguridad de que no le llevaría mucho tiempo alcanzar sus propósitos; su larga experiencia le había enseñado que, más que el dolor, eran la brutalidad y lo inesperado de la pérdida, los elementos más eficaces para hacer claudicar hasta al más inquebrantable de los ánimos.

De súbito, la oscuridad se hizo en su mente.

Al recuperar la consciencia, se hallaba apaciblemente tumbado sobre la fresca hierba de un prado luminoso y solitario. Ebrio de cloroformo, y sin saber explicarse ni el cómo ni el porqué había llegado hasta aquel imprevisto lugar, se irguió y trató de echarse a volar a fin de alejarse lo antes posible y a toda prisa. Fue entonces cuando comprendió, lleno de espanto, que le habían amputado las alas. A lo lejos, aullaban las hienas.

[{*****}]


Como luciérnaga
Que se nubla en la aurora,
Malva en tinieblas;
Así mi alma, en la noche,
Se muda orquídea negra.

domingo, 17 de agosto de 2008

[{****}]


Macera al junco,
Un salobre rocío,
Del mar, reflejo;
Tras la alta duna, enhiesto,
Desconoce la espuma.

sábado, 16 de agosto de 2008

Gattaca


Leo en el diario "El País" un interesante reportaje de Mónica Salomone titulado “Evolución humana a la carta” encabezado con el siguiente texto: "La posibilidad de mejorar genéticamente al 'Homo sapiens' será pronto posible. Los científicos debaten si es ético 'fabricar' hombres más fuertes o más sanos”. Éste es un tema que hace ya unos años viene apareciendo de vez en cuando en los medios de comunicación -¿o de manipulación?- de masas y que ya hace unos años suscitó mi interés y reflexión al respecto, sobre la base de la ficción de una magnífica película de Andrew Niccol, Gattaca, que recomiendo encarecidamente.

Gattaca (*)

(Clonación, selección genética y «eugenismo» en el contexto neoliberal)

Ha saltado la gran noticia: ya puede que la Humanidad tenga acceso a la piedra filosofal capaz de terminar con todas las calamidades y llevarla a habitar en un futuro no muy lejano un mundo feliz. Puede que unos científicos surcoreanos estén ya en disposición de acometer con garantías la clonación humana. Pero, ¿llevarán los avances biotecnológicos y las técnicas de clonación y selección genética a un futuro mejor para los seres humanos? ¿A esa tierra tantas veces prometida y permanentemente hurtada?

En Gattaca, película de Andrew Niccol, se nos muestra una sociedad donde estas tecnologías están plenamente dominadas y permiten la “fabricación” de seres humanos a la carta. Un mundo sin enfermedad, sin fealdad, ¿sin tristeza? Pero este mundo perfecto y feliz con seres física y mentalmente inmaculados sólo está reservado a unos cuantos. Pues también existe otro submundo, que sólo conocemos tangencialmente a través de la personalidad de Vincent Freeman (¿hombre libre?), el protagonista de la historia, perteneciente a la categoría de los no-válidos, personas inferiores concebidas usando el gratificante modo clásico y no mediante el diseño genético. Personas a las cuales, la aplicación de las mismas técnicas creadoras de seres perfectos permiten diagnosticarles de antemano y con precisión milimétrica todas las miserias que sufrirán en el futuro como producto de sus imperfecciones. Y a causa de esas imperfecciones científicamente detectadas se convierten en ciudadanos de segunda a los que les está vedado el acceso a los privilegios reservados a la élite genética, representada en la persona de Jerome Eugene (el bien nacido).

Las arcaicas discriminaciones movidas por impulsos emocionales de corte racial o religioso han sido superadas por una discriminación “científica” basada en características genéticas no heredadas sino adquiridas en un laboratorio: el eugenismo o genoísmo. Aunque en el fondo la verdadera raíz de la discriminación continúa hundiéndose en los mismos terrenos de siempre: factores de corte clasista por los que los poderosos y ricos ejercen su dominio sobre los pobres y débiles. En Gattaca sólo los ricos tienen posibilidades de seleccionar las características genéticas de sus hijos.

Pero, partiendo de un contexto estructural dominado por un neoliberalismo salvaje, asentado en la desigualdad y la discriminación y en un predominio perverso de los intereses macroeconómicos privados frente a los beneficios sociales o públicos ¿es Gattaca el destino lógico al que nos pueden llevar la clonación y la selección genética? O, por el contrario, ¿es un producto más o menos afortunado de una ciencia-ficción sin sentido?

La respuesta parece evidente. Estamos más cerca de Gattaca de lo que podríamos pensar. La utilización y destino de la ciencia y sus avances se sitúa hoy día, salvo honrosas excepciones, fuera de los circuitos de la ética. El neoliberalismo, un sistema que no podría subsistir sin apropiarse de todo aquello que en justicia debería ser patrimonio de la humanidad, se apropia permanentemente también de la ciencia para sus espurios, aberrantes y asquerosos fines. La ciencia es hoy día, sin que por ello se pueda o se deba culpabilizar a los científicos, una mercancía privatizada al servicio de una reducida élite dominante en función de su ostentación del poder y acaparación criminal de la riqueza. Por ello, los enormes beneficios que podría y debería proporcionarnos la investigación genética en cuanto a prevención y erradicación de enfermedades y a dotarnos de una mayor calidad de vida, pueden resultar ficticios, falsos y contraproducentes para el conjunto de los seres humanos.

En Gattaca tal vez más importante que lo que se ve, es lo que no se ve, lo que deberíamos intentar intuir. ¿Cómo es ese submundo de los no-válidos? del que sólo tenemos una remota referencia por Vincent, versión futurista de arriesgado ocupante de patera rumbo a las costas gaditanas en busca de un mundo más perfecto y con mas oportunidades. O a la profundidad del mar.

Una vez que los poderosos de Gattaca disponen de una genética perfecta que los hace inmunes ante la enfermedad y tal vez también ante factores ambientales de riesgo, ¿se ocupa su ciencia al servicio de la élite genética de investigar y desarrollar también métodos para curar las enfermedades de los no-válidos? ¿Actúa para prevenir y mitigar los problemas ambientales que los afectan? (Las playas plagadas de algas que aparecen en el mar donde se baña Vincent son síntoma de un exceso de dióxido de carbono).

Tal vez. Pero para ello, en ese futuro posible o imposible deberían haber cambiado mucho las superestructuras, los valores, para que no suceda como en la actualidad, donde una ciencia controlada y atrapada en la maraña del abuso capitalista es incapaz de dedicarse con contundencia a ofrecer soluciones a enfermedades que, como la malaria, afectan a millones de seres humanos. Deberían cambiar también para que muchos avances científicos, como los existentes para el tratamiento del sida, no sean vedados a millones de pobres-enfermos-pobres por la avaricia de criminales mafias farmacéuticas.

Hoy, cada vez que en torno al tema de la selección genética, surgen las voces de alarmistas ávidos de regresar a las cavernas, como el que aquí mal escribe, se echa mano de la ética como maravilloso bálsamo de fierabrás. Pero ¿cómo es posible usar el argumento de la ética científica en un mundo donde la ética se ha convertido en rara avis en peligro grave de extinción? Una ética que no tiene cabida entre los contra-valores del neoliberalismo. En un momento de Gattaca se dice: “no hay gen para el espíritu humano”. Igual que no hay espacio para la ética en el neoliberalismo.

La investigación genética es una gran oportunidad. Pero para que lo sea para todos es preciso que la sociedad sea capaz de arrebatar la ciencia y la vida misma de las zarpas monstruosas del liberalismo. De lo contrario acabaremos en Gattaca y en su contra-Gattaca, como expresión de una sociedad que, a pesar de su apariencia feliz y pulcra, estará asentada en el fascismo de cara más o menos amable, una dictadura clasista-genética disfrazada de democracia ficticia, una discriminación bestial enmascarada por una falsa igualdad, y una libertad aplastada por el determinismo genético.

“Sólo el fuerte consigue el éxito” se dice también en el filme. Frase que podría ponerse en boca actualmente de cualquier explotador neoliberal imbuido de darwinismo social. La investigación genética ofrece grandes posibilidades. Pero de su combinación con el neoliberalismo surge una mezcla demasiado inestable, explosiva y con un potencial destructivo que sólo mínimamente se nos anticipa en películas como Gattaca.

(*) Artículo originalmente publicado en “La Insignia” en febrero de 2004.

[{***}]


Antes de aullar
De sed ante el Leteo,
Las algas, pútridas,
Mi afán es que en las olas
Se diluya el rocío.

Pupila amordazada


En la noche violeta
que perdimos a oscuras,
al unísono gimen
no nacidos y muertos.

viernes, 15 de agosto de 2008

[{**}]


Templo pagano
Calcinado en su hoguera,
Vestigio el humo;
Las vidrieras, opacas
De ceniza y salitre.

[{*}]


La alondra hepática
emigró con mis salmos,
lóbrego el nido.
¿Volverán con las lilas
bajo un ala radiante?

jueves, 14 de agosto de 2008

Barco de papel


Reflejo en la tristeza del azogue,
Criaturas abisales pavorosas
Irrumpen en la arteria de la noche
E infartan hacia el orto su bocana.

So la sed amarilla se desboca
Un mar que, a golpes, gime como plaga,
Sangrando verdeazules en su herida.

El viento se ha inmolado en sus afanes:

Las alas no mantienen ya su vuelo,
Mudado ya su anfibio terciopelo
En áridos y abruptos alacranes
Que infectan los periplos de la brisa;

Percuten en las velas de la aurora,
Surgidas de la sal y la deriva,
Infaustas telarañas que, en orgía,
Devoran su graznido a las gaviotas:

No cabe tanto náufrago en cubierta,
No cabe en la sentina tanto llanto,
No cabe en las pupilas del corsario
El trágico ulular de las sirenas
Ni el tacto de sus garras como acero,
Clavándose en las aguas de su anhelo.

Qué lánguido velero en su zozobra;

Qué tétrica quietud en la galerna
De un vientre de papel falaz y esquivo,
Mudando a la esperanza en vasta escora.

El puerto desolado, entre la niebla,
Se rinde a la Gorgona del olvido.

Gracias, Shade, por la imagen.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Ocaso en el Ártico


Bajo las aguas negras de un mar hepático y sin nombre, gime en silencio la decapitada. De su aliento amarillo sin pulmones, emerge, inerte, un estrépito blanco, helando la piel de la música. Gaviotas abatidas, mientras tanto, dibujan con sus alas desgarradas, fugaces semirrectas, sin consuelo, sobre el frívolo vano, irrelevante lienzo, que tamiza la bóveda celeste.

Fotografía: Andrey Razoomovsky.

Ocho


A Lutz Long y Jesse Owens, in memoriam.

En la competición más importante de la tierra
Tan sólo una palabra, sólo un gesto,
Pueden marcar las diferencias que hay
Entre un simple atleta y un ser humano.

En la fotografía: El atleta alemán Lutz Long,
junto al estadounidense de origen afroamericano
Jesse Owens, en las Olimpiadas de Berlín en 1936.


martes, 12 de agosto de 2008

En la lobreguez del muro


En el muro que, alzado entre silencios,
Separa lo soñado de lo cierto,
Se halla el vano en que yace en el olvido
Y en vida sepultada la esperanza.

Luz desnuda


Como árbol aterido en un invierno
De gélida penumbra sin descanso,
O eternamente igual que un sol oscuro:
Sin órbita. Sediento. Des(h)ojado.

lunes, 11 de agosto de 2008

Nocturno estigio


Deseos decapitados sangran llanto:
Ala hecha vena en la piel del insomnio.
A solas con su sino cada noche
Se inmolan las estrellas sobre un lecho
De arenas abatidas y fugaces
Que a un flujo de aguas negras, en silencio,
Se adhieren quedamente sin descanso.
La vida, qué es la vida aquí en los páramos,
Aquí donde verdades y mentiras
Por siempre se hacen cómplices, aquí
Donde el gélido aliento de lo oscuro
Calcina como acero al desolado,
Haciendo el mar jirones ya sin tiempo.
Las olas. Oh, las olas como fauces
Que al mártir de la sed y el desconsuelo
En vértigo y deriva van meciendo
Sobre algas diminutas y sucísimas,
Y espuma moribunda y putrefacta
Haciendo de sus aguas mal eterno.
(Debajo de la lengua, los metales,
Ululan como espadas sin mordiente,
Clavándose con saña en los aullidos
De lobos como vírgenes en celo).

domingo, 10 de agosto de 2008

Blackjack


En calma te desnudas en la noche
Frente al sueño que, exánime y lacustre,
Se va desvaneciendo en el azogue.

La aurora, mientras tanto quedamente,
Susurra moribunda en mis latidos,
Yaciente tras los muros del olvido:
La luz hecha azabache en el espejo
Los signos desconoce de tu nombre.

Qué extrema palidez
De hielo en la tristeza;
Qué mórbida quietud
Mostrándome su ciénaga;
Qué azar mordaz y esquivo en la baraja,
entre sombras, marcado;
Qué exangüe madrugada sin celestes,

Perdida en el silencio mortecino,
De antiguas esperanzas desgastadas.

En calma te desnudas en la noche
Y el as de corazones que, en tu mano,
Se pudre sin haber visto mi envite,
Se encierra en el argento repujado
De mi espectro sin alma.


Mi agradecimiento a Shade por cederme esta imagen.

Mar carmesí


Rompe un espectro en la ausencia de mí,
Mientras mis huellas, estatua de sal,
Son, en la arena, vestigio frugal
De la ilusión que en sus olas perdí;

Golpe tras golpe esta mar carmesí,
Turbia, perversa, inclemente y letal,
Roba mi estrella, mi estela y fanal,
Muerde en mis remos con cruel frenesí;

Rompe que rompe oscurece el albor;
Golpe tras golpe tras golpe, locuaz,
Muda mi sangre en maléfico icor,
Brasa que arrasa, salvaje y voraz,
Con su cellisca, el exangüe fervor
Que arde en mis velas, saqueando mi paz.

sábado, 9 de agosto de 2008

Isla bajo cero


Te esperaré en las nieves de la noche
Cuando todo esté oscuro y en los páramos
Giman los lobos, trémulos y exánimes
A la pálida luna de otro invierno.

Aún seguirá la herida, como anhelo
Sin nombre, estremeciendo en cuerpo y alma,
Mas ya no habrá latidos que acompañen
Su cántico, vestigio de esperanza.

Tú no vendrás vestida de mañana,
Lo sé, no hay en los límites mareas
Que puedan rescatarme del naufragio
Ni habrá cauterio nunca en tu velamen.

Y así tan sólo sal y negra espuma
Vendrán de madrugada a los dominios
Del tálamo amarillo y la tiniebla:
Un sueño fúnebre secó las olas.

Qué tristes las gaviotas esta tarde:
En sus plumas teñidas de abandono
Se divisan Gorgonas presagiando
A un mar muriendo, súbito, sin mácula.

No hubo nube en el cielo para tanta
Tormenta, pero el lúgubre clamor
Del yermo borbollando en los espejos
Traía entre sus garras lluvia infecta.

Me mudo en celosías como ergástulas.
Qué dura es esta luz, henchido en sombras:
Como sed, como piedras, como aullidos
Rompiéndose en esquirlas de relámpago.

Todo es inútil tras la bruma insomne
Que, a duras dentelladas como espanto,
Va carcomiendo huellas y horizontes
Sobre el altar impúdico del tiempo.

Qué aberrante la alquimia que en la playa
Sustancia las arenas en escarcha
-Coral filosofal que lleva al llanto
De lágrimas heladas trepanando.

Busco sin alas mares que me acojan
En su misericordia de salitre
Violeta, mas la costra sin aliento
Del frío, transmuda en glaciar las olas.

Ya no quedan periplos en mi alforja.
¿Acaso no merezco decidir
El lapso, el dónde, el cómo terminar
Fundiéndome a las algas, sin estela?

Qué infame haber perdido el equipaje
Sumido en los heleros del olvido,
Porción de tierra firme despreciable
Rodeada de ancho mal por todas partes.

Te esperaré vestido de crepúsculo,
Con trece espinas blancas desgarrándome,
Sabiendo que jamás vendrá tu aliento
A hacerme luz de mar, fundiendo témpanos.

viernes, 8 de agosto de 2008

Como grano de arena


Como grano de arena diminuto
Al que el viento arrancó su vasta playa
Y ya no es más que abismo desolado
Fundiéndose a la mar y sus rugidos;

Como gota de sangre sin arteria,
Henchida de un diluvio sin confines
En la luz de los últimos satélites,
Sumiéndose en naufragios abisales;

Cómo pájaro triste sin bandada
Que, preso en su ala frágil sobre el templo
De aullidos sin el eco de los lobos,
Abomina del nido y de su estirpe;

Como luna en la noche sin estrellas,
Perenne oscuridad en la hora fría
De alfanjes cercenando los deseos
Con su hálito amarillo como espanto;

Como un gemido, igual que el más obsceno
De los salmos que pudren la simiente
De una vestal postrada ante el verdugo
Con sus labios atados a la espalda;

Como semen vertido en las cloacas
Claudicando en el vértigo de cieno
De un lívido celeste, hecho de lilas,
Que nunca floreció de primaveras…

Cual sueño sin crepúsculos, así
Camino en lo pretérito.

jueves, 7 de agosto de 2008

El podio más disputado


Sonará el himno olímpico en Beijing
Y un vuelo de palomas como símbolo,
Gastado y hecho trizas en sus alas,
Abrirá la liturgia seductora
De una vil e indignante hipocresía:
Atletas sudorosos compitiendo
Sin trampa y sin cartón por los metales;
El oro, el argento, el bronce, esplendentes
A la luz de una flor por estandarte.
¡Liberté, égalité, fraternité!,
Todos, todos, hermanos
Unidos por la paz y la palabra,
Camino de la meta que es el Hombre.
¡Mentira! Farsa procaz ocultando
Al cadalso, al verdugo, las mordazas...
Por debajo del práctico negocio,
Por debajo del fúlgido espectáculo,
Más allá de piscinas y tatamis,
De estadios y de campos de regatas,
Las pruebas más reñidas siguen siendo
Guerras, torturas y pena de muerte.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Triste espíritu




"No quiero, triste espíritu, volver
Por los lugares que cruzó mi llanto" (…)

Luis Cernuda


De nuevo habré de andar aquel sendero
De rosas que, amarillas, son espina,
Sentir bajo mis huellas la rutina
Que trágica me duele cual bolero;

Volver a contener el aguacero
Salino que acumula mi retina,
Y ser vasto naufragio en la neblina
Sin brújula, velamen, ni lucero.

Y qué yo no daría por no estar
Prendido a este regreso a la amargura,
Vagando loco y triste por la mar

De mi alma sometida a la hendidura
Que a duras penas puede ya aguantar
Tornar hasta la luz y verla oscura.

Tragaluz



Al tragaluz, en la buhardilla oscura,
Se asoma un frío, frágil como espuma,
La herida del insomnio, mitigando
-Vasta penumbra, gélida y sin brío,
Fiel entelequia del postrer olvido-.

Un cántico de grillos, apagado,
Acuna en sus monótonos arpegios
La llama que se aviva en la vigilia,
Transmudándola en polvo ceniciento
Contra el límite azul de sus motivos.

Oh, seco abismo del profundo eterno,
Sé la morada que, fatal, me acoja
Tras los álgidos muros de lo exánime,
Antes que un vasto vuelo de pájaros
Despierte tras la aurora a la cigarra
Cual fénix, sin cauterio, de lo esquivo.

lunes, 4 de agosto de 2008

Sueño y congoja en Cazorla


Volvió el quebrantahuesos a este cielo
Meciéndose en los vientos suavemente,
Apenas sin esfuerzo, en la corriente,
Qué plena majestad fulge en su vuelo.

Atisba la carroña que, en el suelo,
Rindiéndose al hedor yace aún caliente,
Y empieza su descenso, quedamente,
En círculos concéntricos de duelo.

Por sierras de Cazorla y de Segura
De nuevo este gigante del celeste,
Belleza, sin igual, rapaz y agreste,

Se enfrenta a la barbarie sin mesura
Del gesto que, insensato y repulsivo,
Lo acecha en la ponzoña y el furtivo.