miércoles, 3 de septiembre de 2008

La sal en el alma


Como el faro que alumbrara,
Entre la niebla, mi barco,
Llega una luz mortecina,
Cabo ardiendo en el pasado.

No vislumbro, roto el mástil
Y el catalejo nublado,
Si son ciertos sus destellos
O un espejismo soñado.

Desde la costa, en su llama,
Llega el murmullo de un canto,
Mas no sé si es de sirenas
O de serafines cárdenos.

Me requiere, en la zozobra
Que en el piélago me ha anclado,
A reflotar la esperanza,
Tras su euritmia navegando.

Y el fantasma que abarrota
Mi sentina con su llanto,
Con la sal pegada al alma,
Le pregunta desolado:

“Cómo emerger del abismo
Que amortaja mi naufragio
Si no se encuentra tu puerto
Marcado en mis portulanos”.
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8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encantó la musicalidad de los versos.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Como Darilea, la musicalidad es hermosa...
y con respecto a los puertos, aveces uno se equivoca y baja en uno que no desea, pero esa equivocación es la mayor de las suertes.
besos

Anónimo dijo...

siempre esperando la señal ¿no? y tanto las hemos esperado que ya no las sabemos distinguir.

¿cómo emerger?
a contracorriente, como siempre ;)

un beso.

Anónimo dijo...

Que ternura me dio :)

Concuerdo con ellas, se lee como si fuese música, es hermoso.

Besos Muchachon.

Anónimo dijo...

Sorprendente y bello como siempre...

Cuando hayas podido diferenciar el sonido de aquél canto será un placer leerte...

Te cuidas Poeta... Besos...

Anónimo dijo...

Sé por experiencia que tarde o temprano se acaba saliendo a flote. Precisamente en estos instantes me encuentro a mitad de camino.

Sigo paseándome por tu blog, que promete.
:-)*

Anónimo dijo...

Es posible emerger… sólo hay que intentarlo.
Mil besos… ¡POETA!

Anónimo dijo...

¿Qué hay que hacer para "marcarlo"?

Besísimos