sábado, 29 de noviembre de 2008

La niebla


1. Manuel.

Nunca pensó que se decidiría a hacerlo, pero ya había sobrepasado el límite de sus decadentes fuerzas, no podía más, el dolor lo había vencido.

Una lágrima rodó por su mejilla.

Después, un instante de determinación y un violento estruendo, que apenas llegó a escuchar, lo sumieron, salpicando la niebla de mudos ocasos, en la oscuridad absoluta, en el frío, en la eterna inercia de lo estático.

2. Elvira.

Nunca llegó a conocer el significado de la palabra tristeza, ni siquiera cuando rechazó para siempre a Manuel, apartándolo bruscamente de su vida: era un ser excepcional manejando las propias emociones.

No había síntomas que lo presagiasen. No obstante, tras un reconocimiento rutinario, el diagnóstico fue tajante: o un transplante, o su vida se podría alargar como mucho por dos años, pero, también, apagarse repentinamente en cualquier instante.

Tras la intervención se consumió en tan sólo seis horas.

Oficialmente se achacó a un brutal rechazo hacia el órgano transplantado, pero lo cierto es que su muerte se produjo por no ser capaz de soportar la tristeza con la que venía lastrado aquel corazón ajeno envuelto por la niebla.

7 comentarios:

... dijo...

Ay Rafa… ¡Un texto hermoso!
Tristemente hermoso, bien narrado y bien pensado. Parece una obra de teatro en dos actos breves, pero contundentes. ¡Una maravilla!
Hoy tu musa se ganó una palmadita en el hombro. (La musa)
A ti te mando un beso, que tengas un lindo fin de semana.

Anónimo dijo...

Ufff, Rafa! Tal vez si hubiera conocido la palabra tristeza...

Un beso grande, como tú. Buen finde.

Dolo dijo...

Buenísimo.Qué bien, qué bien escribes, y cuanto has transmitido en este pequeño relato.
Besos.

Anónimo dijo...

Hermoso y brutal; cuando la tristeza es hermosa, creativa, es como una tabla de slavacion; cuando la tristeza es destructiva, desoladoras, es como una pistola en la boca....hermoso y brutal...un fuerte abarzo.

Milena dijo...

¡Qué pena, Rafa!

Podían haberse salvado ambos corazones si al primero se le hubiera podido transfundir en vida la dicha, a pesar de todo, de la existencia.


Interesante idea la que presentas en tu casuística "Manuel-Elvira", a estos pobres siempre "les pinta mal" ¿no?


He recordado algo que tenía olvidado, mira, tu "terapia" ha sido hoy mnésica para mí,je je; cuando era niña y conocí aquello de las trasfusiones de sangre, yo creía que con la sangre también se pasaba la forma se ser, el carácter... y se lo preguntaba al profe, éste un día me soltó si yo era Testigo de Jehová....ya ves qué respuesta... total que no me aclaraba nada ni tampoco el de religión cuando yo le planteaba lo mismo y le comunicaba que me daba mucho miedo eso de beber "la sangre" de Crsito y de "comer" su cuerpo.... Pues para mí aquello era misterioso y no me lo aclaraban bien y siempre he sido una "preguntona" pesada para muchos.

Besitos, corazón!....y cuida, Poeta, esa bomba emotiva.

rosa_desastre dijo...

Que maravilla de texto. Duele.
Un abrazo

Alma dijo...

Que lento laten algunos corazones pero que rápido suenan para el que los escucha...

besos