miércoles, 10 de diciembre de 2008

...y, entonces, entró en escena la leñadora


- ¡Qué manos tan grandes tienes!
-
Sin tu piel, abismos son.

- ¿Y esos tímpanos gastados…?
-
Dejaste de ser canción.

- ¡Qué espantosas… tus ojeras!
-
Me falta tu luz, mi albor.

- ¿Y esos labios tan resecos?
-
Sed de hablarte, corazón.

- ¡Y, oh, qué nariz tan filosa!
- Sin tu aliento… ¡MUERO YO!

3 comentarios:

Amaterasu dijo...

Dejaste de ser canción... silencio en las preguntas, en las respuestas, en el alma.....

me acordé de ti, perdí completamente el hilo. Estoy en las profundidades más inmensas de mi cueva. Ni un atisbo de reflejo...

Adnamarrr dijo...

Grande, muy grande...eres inmesamente bueno.
Besos y disculpa mis ausencias

Anónimo dijo...

Tu sentido negro del humor aflora en cada verso, en cada sugerencia....un abarzo.