miércoles, 18 de marzo de 2009

Inclemencia



Talada la esperanza tajo a tajo,
Su exangüe corazón ya es sólo un hueco
Estático, enlutado, helado y seco,
Caníbal devorándose a destajo.

Sin pulso es un atónito pingajo,
Quimérico e inútil embeleco
Que, mudo, implora el bálsamo de un eco,
Rendido, sin aliento y cabizbajo.

Y, yermo en la añoranza, languidece,
Tirando de sus huellas con desgana:
La vida, sin los sones de un mañana

Que den sentido al duelo, no merece
La pena ser vivida; es un calvario
Tan sórdido y brutal como precario.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

La tibieza de la primavera sacará algún pequeño brote,de esa talada inclemente..solo habrá que estar mas atento si cabe...

Besos

dafne

Anónimo dijo...

Sin duda, Rafa, así no...; alguna vez he sentido ese desgarro que reflejan hoy tus versos, pero de pronto, una mañana -o una noche- te regala el son anhelado.

Bsss

Anónimo dijo...

Lleno de dolor y sentimiento, exasperado y brutal, existencialista....un a maravilla d epoema por fuerza y dolor..un fuerte abarzo.

Anónimo dijo...

Desgarrador...
Un beso.

Anónimo dijo...

A mí también me ha encantado, cada verso.

Un abrazo grande, Rafa.

Isabel Guevara dijo...

Querido Rafa, me quedo destemplada y sin abrigo... No por el título o el fondo del poema que ya de por sí son inexorables, sino por la musicalidad y el ritmo del mismo. ¡Me ha hipnotizado esa cascada de imágenes! Corren con la misma fuerza que se precipita el Churún Merú venezolano. Abrazo fuerte, en indigo, Isa