viernes, 17 de julio de 2009

En las ruinas de Heian-Kyo


ERA el último espécimen de su clase: una monarca. Cuando presintió el fin, como canto de cisne, batió con fuerza sus alas; y nada. No se desató una tormenta en Beijing, ni floreció una rosa en Damasco, ni dos adolescentes, entre espasmos, se prometieron quererse por siempre en Morelia. Sólo hubo aridez, quietud y silencio.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Efecto mariposa? Dicen que existe...; yo sigo creyendo en casi todo, a pesar de todo.

Un besito, Rafa

:) Reina

Alma dijo...

Silencio... demasiado silencio

rosa_desastre dijo...

La soledad de las cosas hermosas, siempre brota en silencio.
Un beso

Piscis dijo...

Me gustó el contraste. La imagen que refleja tanta vida y el final que elegiste para aquel instante... "Sólo hubo aridez, quietud y silencio."

Un fuerte abrazo Poeta.

Milena dijo...

la mariposa bate sus alas y...la energía fluye, Rafa, su baile mueve brisas ,atraviesa océanos y quizá un pétalo de rosa alcance las gotas de rocío de alguien que llora

ralero dijo...

En realidad es un cuento mucho más prosaico -y por tanto aterrador- de lo que parece. Cosas del cambio climático y sus posibles consecuencias.

Abrazos.

dafne dijo...

Cuanto te admiro,como eres capaz de hacer de las cosas reales,históricas ..textos poéticos.
Como motivas...ya he buscado información sobre Heian- Kyo .Ya te digo sorprendente..el juego a muchos sentidos en el texto..
maripopsa/monarcas ...
Eso, Un placer leerte..por sencillo que parezcas, siempre hay muchas interpretaciones que hacerte
Besos.

Caminante dijo...

... a la espera.
PAQUITA