sábado, 21 de noviembre de 2009

Guiñapos


Se ha cerrado una puerta.
Mordaz trepó la hiedra por sus huellas,
Secándola, fundiéndola al vacío,
Ahogando sus aldabas.

Colmando los abismos que divide,
Dos golpes contenidos de llamada
Estallan hacia adentro, el lodo, el frío,
Talados, olvidándose, olvidados;

Y, al tiempo en que maduran sus pingajos,
Los muros de una hoguera se desploman
Pariendo entre las ruinas un presidio
Sin rejas,
Sin candados,
Sin distancias;
Con sólo un miedo antiguo en los cimientos
Que anega umbral y sangre atestiguando
Que esta atroz pesadilla
No es un sueño.

4 comentarios:

Silvia Delgado dijo...

es tan precioso este poema como una canciòn antigua.

Anónimo dijo...

No sé porqué tengo la costumbre de buscarme en los versos, esa sed de ver “cuánto me pegan” y los tuyos Rafita siempre me desnudan, me delatan, me ilustran! Estos son hermosos.
Besos.

Anónimo dijo...

(A Dafne)
No quieras una curva de la espalda como la mía, no podrás atarte los cordones de las zapatillas, estoy oxidada jajaja (Tendré que ir al gimnasio)
Rafa idealiza, no olvides que es propio de los poetas. Sus versos son porque encontré esa imagen sensual y me acordé de él.
Besos
(Me reía cuando lo leí)

Isa dijo...

Rafa, en tus plectros -como siempre- descubro el lenguaje puntual del alma y la reseña cierta de la vida con todas las andanzas de su desencanto. ¿Cómo leerte sin flexionar las rodillas o sin mostrarse de acuerdo con lo expresado? ¿Cómo a tan irrefutable vocablo, largar un NO? Me es tu poemar lo mismo que el de Rafael Cadenas: en ambos consigo al ser en la expresión poética. Va un abrazo en largo, desde la letra.

Isa