jueves, 28 de enero de 2010

Lago


Al fin la fuerza, al fin
Consigo unir pedazos
Quebrados de un destiempo
Que no hubo calendarios.

Fue gravoso.
No es fácil
Ejercitar los músculos
De un alma rota,
Lleva
Un tiempo innumerable
Recomponer sus huesos
–Cristal molido, añicos
De un lustro de mazazos-,
Tapar las cicatrices
Que, ocultas, permanecen
Sangrando en la sonrisa
Que esgrimen los que ultiman
Su puzzle de entelequias.

No obstante, a veces,
Llega.

Igual que ahora.

Lástima
Que este vigor recién
Cobrado,
Sólo sirva,

Como otras tantas,
Como
Cuando era débil, para
Fingir que
No me importa.

3 comentarios:

Alma dijo...

Pues adelante y ya que se unieron los pedazos, la cabeza alta y mirando de frente a la vida...

Besos

(espero que todo vaya bien)

Prometeo dijo...

Gran poema lleno de un cierto desencanto existencial, genial la forma del ritmo con que te expesas a lo largo de los versos. Un delicia leerte, como siempre.
Un abrazo.

JOSÉ TADEO TÁPANES ZERQUERA dijo...

Hermoso, lo he disfrutado mucho. Me gusta la voz poética que recita estas palabras. Un abrazo:
Tadeo