martes, 1 de junio de 2010

La luz sin nombre



HACE ya siglos que calló la noche. Los techos y paredes de mi casa ya sólo son vestigios de un pasado manchado con la sed de la inocencia. Sobre un lecho de gélidas cenizas, postrado, tiembla y gime mi cadáver. Con los sueños cerrados, piel y huesos, yace tendido boca arriba. El cielo, negrísimo, no es más que un hondo abismo: su frío lo delata, su quietud desangra el corazón de las estrellas. Abro los párpados; el gran silencio contempla con fruición mis ojos ciegos. Hace ya siglos que cayó la noche. En el mundo incorpóreo de los muertos, los hechos se suceden paradójicos; tú, luz, yo, espectro, espanto, el alma en pena, temiendo que aparezcas con las sombras.

5 comentarios:

Dafne dijo...

Easa luz si tiene nombre¿mo? pero igual no vale la pena decirlo...
pro que precioso texto.
Besos!!

ralero dijo...

Ataño eufonía, hoy su nombre es olvido.

Abrazos.

Abril Lech dijo...

Excelente escrito. Riqueza en su brevedad.

rosa_desastre dijo...

Las palabras son a veces ese silencio oscuro que acecha los párpados...
Que texto mas impresionante.
Un beso

Alma dijo...

Ya va siendo hora de que la noche deje paso al día, a la luz. Pero una pregunta, ¿quién y por qué tiene la llave del olvido? ¿tú lo sabes?

Un beso