miércoles, 14 de julio de 2010

Alegoría


Junto a un trigal maduro y abundante
Un cielo amaneciente me reclama
Y encienden sus fulgores la ardua llama
De mi ansia, atada al yermo, mendicante.

Las níveas albarizas del radiante
Solar que lo sostiene, la retama
Con su fragancia fresca, el panorama
De fresas en sazón y el desbordante

Manar de sus veneros que a mi loca
Sequía están vedados, son infierno:
¡Jamás alcanzaré su fruto tierno!

Pues nunca fue la miel para la boca
Del asno y yo rebuzno de deseo
Cuando en la lejanía esas mieses veo.

1 comentario:

Prometeo dijo...

Muy en la linea del anterior, amor, deseo, problemas para alcanzar lo que se quiere...como siempre perfecto. un fuerte abarzo.