martes, 10 de agosto de 2010

Chaos


Arranca, con la aurora, la vigilia,
la máscara del rostro de los sueños,
y emerge, abrumadora pesadilla,
la grávida conciencia de lo eterno.

De nada, entonces, vale la porfía
que entabla con el párpado el deseo:
anhelo de arder siempre en la infinita
y helada oscuridad del Universo.

Qué hiriente paradoja irrumpe al alba,
cegando el espejismo que, en lo oscuro,
nos hace vislumbrar perpetua el alma:

La luz no es más que un lapso sin futuro,
que sólo ha de dejar, tras extinguirse,
un caos inmóvil, ciego e insensible.

Ilustración: Orden y Caos, de M.C. Escher

1 comentario:

Prometeo dijo...

Buen soneto, el caos como teoria del universo y la entropia como organizadora final...un abarzo.