miércoles, 18 de agosto de 2010

Sonata para E. / El sueño del caracol


"Pero tu nombre, ¿quién
dime, quién va a borrarlo,
si en la nada se le lee,
si no lo ha escrito nadie,
como lo digo yo,
como lo voy callando?"


Pedro Salinas.

Qué eufónico sonaba de mi boca
tu nombre cuando fue acorde en mi canto,
y qué estruendoso, arrítmico, el quebranto,
cuando hoy tu hostil desdén su son sofoca.

Te nombro y, como el mar contra la roca,
mi voz se rompe inerme; ahogado en llanto,
me afano en no rendirme, pero, ¡espanto!,
sin tu eco en elegía agraz que apoca

se trueca, en epitafio que, imborrable,
se graba a fuego en tímpano y pupila,
aun mudo, como grito inapelable.

El tiempo borra al tiempo, lo deshila,
mas tu nombre, runrún inquebrantable
tejido en el silencio, me aniquila.


5 comentarios:

Paloma Corrales dijo...

Bello y estremecedor soneto.

Buenos días.

Marisa Peña dijo...

Y es que un nombre puede apresarnos el alma para siempre....Un beso, poeta

Alma dijo...

Borramos todo y a veces creemos borrar nuestra propia esencia que es casi como borrarnos del todo a nosotros mismos.

Prometeo dijo...

Al final hay que recordar el nombre que esta grabado como a fuego en nuestra alma...un abarzo.

Shade dijo...

Es una entrada *****.

Te deseo un buen día.

Abrazos.