jueves, 2 de septiembre de 2010

Cuando asoma el invierno


Existen muchos modos.
Quizás tantos o más
que granos incontables
de arena en el desierto.
Todos resultan arduos.
Pero el ánimo puede
siempre ser adiestrado
para asumir con temple,
entereza y sosiego,
el espantoso trance
que conlleva ese tránsito.
¡Mas que hirsuta excepción¡;
para hacerlo de amor
nunca existieron pautas,
nadie está preparado.

2 comentarios:

Paloma Corrales dijo...

¿Por qué será?

Buenas noches.

Prometeo dijo...

¡Nadie?... yo creo en la oportunidad y en la parada de los sutobuses; un gran poema.
Un abrazo.