martes, 7 de septiembre de 2010

La parte más amarga de las teorías de Einstein


Consume un día más sólo esperando
que se obre el gran prodigio, lo imposible:
que vuelva el tiempo atrás, a aquella tarde,
y todo vuelva a ser como era entonces.

Consume un día más, solo, esperando
sin fe ninguna en dioses ni milagros:
el tiempo se ha parado, cubre el óxido
aquel postrer tictac de los relojes.

Le resta un día menos al lamento
brutal que lo consume, a la impotencia,
mas mira hacia delante y los segundos
se le hacen años luz ya sin estrellas.

El tiempo vuela en tanto él, ya cadáver,
varado muere en la hora de su espera.

6 comentarios:

Alma dijo...

Uno más y se acaba la pesadilla...¿quién es el dueño de todo eso, del dolor, del tiempo, de todo? ¿quién me asegura que si agoto el tiempo se acaba por fin todo? ¿quién?

ralero dijo...

Seguro, seguro. Si agotas el tiempo se acaba todo. La risa, el dolor. El pasado, el presente. Pero también el futuro. Y, ese, nunca podemos saber todavía lo que puede depararnos. Sólo dolor. Pudiera ser. Pero ante la duda, doblados de dolor, sin esperanzas, con espuma en la boca, sólo queda una opción. Sequir adelante. O varados. Quién sabe si mañana amanceremos desatascados.

Abrazos.

virginia dijo...

Y me imagino un tic-tac hacia atrás como película a cámara lenta, y no sé, me sugirió eso su poema, y qué triste es el final, Abrazo...

ralero dijo...

Es peor, Virginia, es el ansia por adentrarse en esa isla donde se repetía sin vida la invención de Morell.

Abrazos.

virginia dijo...

Pos está usted en todo, saludos nocturnos, abrazos variados.

Paloma Corrales dijo...

Angustiosa esa derrota del que se da por vencido y qué triste.

Un beso.