miércoles, 26 de enero de 2011

La ausente (XXVIII)


Al pie de la alcazaba inexpugnable hay un umbral temblando a la intemperie, varado entre lo efímero y lo eterno. Sobre el témpano erguido entre el ayer y el nunca, espera la piedad de un sol de invierno, el último destello de lo frío.

1 comentario:

Milena dijo...

El calor todo lo derrite !

Besitos