miércoles, 16 de febrero de 2011

La ausente (XXXIV)


lo mismo que un mendigo
que no recuerda cómo
se pide una limosna
así espero a que caigan
las míseras migajas
sobrantes de tu tiempo

2 comentarios:

erato dijo...

Qué triste y duro, amigo!Un abrazo sin nada de sobras

rosa_desastre dijo...

Este poema no es para leerlo. hay que saborearlo, masticar su dureza, engullir la hiel, tragarse las palabras y sentirse llena llena de tu maestría.
Un beso

¿niño, porque no me salen tus actualizaciones?