jueves, 30 de junio de 2011

El demonio de Maxwell


DE súbito quedaron algo más que en entredicho las leyes de la termodinámica, y el universo, sin ningún tipo de aporte de energía externa, comenzó a perder entropía y a alejarse de su antaño tantas veces teorizada irreversible muerte térmica. Fue un hecho tan insólito, que ni uno sólo de los científicos expertos en la materia hubiese tenido capacidad suficiente para encontrarle explicación alguna. Pero ya no quedaban científicos expertos en la materia. Ni en ninguna otra. Ni praderas ni caballos al galope ni bacterias. Sólo oscuridad, quietud y silencio. Y un frío casi absoluto. Y yo, que no alcanzo a comprender cómo puedo estar narrándolo, no sé si soy poco más que el último e insignificante vestigio de algo que nunca fue, o el efímero sueño de un nuevo ser alumbrándose.

1 comentario:

Milena dijo...

Siempre me ha dado qué pensar el hecho de que la existencia ha estado siempre ahí y estará aún sin que nadie la "piense" o "perciba"....

Besitos, Poeta, estoy de pintora de brocha gorda, haciendo limpia en el Caos de mi casa, a ver si paso del Caos a cierto Cosmos