lunes, 26 de septiembre de 2011

Relatos verosímiles (9): El oro (Carlos Parejo)



¡Qué trabajo tuvieron los monarca de la antigüedad, como el famoso rey Midas, para transportar el oro desde lejanos confines y acumularlo en las paredes y muebles de sus palacios, como símbolo de ostentación y riqueza¡

Hoy día, pocos magnates se atreverían a este riesgo, por muy vigiladas que tuvieran sus lujosas mansiones. Y es que, además, las familias multimillonarias del Planeta ya ni siquiera ven el oro que tienen. Éste no se mueve de las cajas fuertes de los sótanos de los grandes bancos. La única ilusión que les queda es deleitar la vista ante el listado por ordenador que traduce el oro que poseen en valor monetario –llámense euros o dólares-.

Cada año se venden y compran en el Mundo más de 250 mil toneladas de oro, por valor de más de un billón de euros. Y es que el oro, como ninguna otra posesión, parece tener el secreto de la eterna juventud en forma de riqueza. Tras siglos y siglos de explotación, sigue siendo un bien escaso y difícil de falsificar.

Y el uso del oro sigue siendo estratégico, ya no como moneda ni para adornar las brillantes coronas de las monarquías divinas, que si que van desapareciendo del Planeta, sino por sus múltiples aplicaciones industriales y en electrónica. Prueba de ello es que el precio del oro en el mundo ha pasado –en el último siglo – de 10 a 1.900 euros por cada onza de 31 gramos.

Y, además, sus precios lo fijan por teléfono –desde el año 1919 –los representantes de los cinco grandes bancos mundiales que almacenan la mayor parte de este preciado metal en sus cajas fuertes.

¡Caramba con el oro, hasta para ponerse en el mercado es aristocrático¡

© Carlos Parejo Delgado

Ilustración: Midas ante Baco,de Nicolas Poussin.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Oro parece plata no es. Me decían