miércoles, 30 de noviembre de 2011

Alma huera


estás metida en mí –siempre presente-
lo mismo que el silencio en esas viejas
y lóbregas casonas solariegas
legadas en herencia al olvido y las ruinas

tu esencia –eclipse y polvo- es pura ausencia
nevero sepulcral donde una sombra
sin aire ocupa eterna los marchitos
caminos de la luz que transitara
buscando mar y viento viento y árbol
–vestigios de un planeta agonizante-
desde el vientre sin hálito de una estrella postrera

de cuando en cuando aún cruje en mis entrañas
–efecto visceral de la carcoma-
la escuálida columna en que se apoya
precaria en la penumbra a duras penas
la terca arquitectura de mis sueños

es el poema insólito conjuro
vestido de elegía
que exhorta a la estantigua de las horas
exánimes que lúgubres deambulan
sumidas en la herrumbre de lo eterno
a alzarse nuevamente aliento y carne
efímero fulgor trueno y relámpago

pero un tupido y sólido sudario
de niebla funeraria y malas hierbas
enclaustra y amordaza los periplos
del salmo invocatorio y sus razones
y ya desde la luz no se vislumbra
siquiera esa proclama que a la entrada
de aquel vergel de ayer hoy cementerio
anuncia la espantosa maldición
que ahogó carente de eco a la esperanza

“CERRADO

POR DESAHUCIO”

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