viernes, 4 de noviembre de 2011

Tribulaciones de una crisálida (II)


Cuando te digo mudo con los ojos, con las pupilas ciegas de no verte, que te quiero, no estoy hablando de tenerte, hacerte mía. Me refiero a una pérdida, a una semilla ahogada, a la trémula ofrenda de unas manos vacías, ante un altar de azogue volado por el viento.

1 comentario:

Milena dijo...

Qué difícil es y sin embargo, pienso que amar es eso.... dejar en libertad
al ser amado, potenciar sus alas, su libre vuelo !!

Besos desde el corazón