lunes, 28 de noviembre de 2011

Relatos verosímiles (18) (Carlos Parejo)



La ansiedad se había apoderado de las conversaciones de sus amistades habituales: ¡Pues yo, con la crisis, me he visto obligado a …¡ ¡ Y yo, con los recortes, difícil lo tengo para llegar a fin de mes, y mis dos hijos en paro…¡ ¡Pues mis nenas usarán este invierno la ropa de sus primas, un año mayores¡ Incluso, el dueño de un bar había puesto este letrero en la puerta: ¡No se habla de ella… ya sabéis de quién os digo¡

Más que crisis financiera parecía, por un lado, una peste negra medieval. Se hablaba continuamente de riesgo de contagio de un país a otro y de medidas higiénicas irrenunciables. Éstas, en lugar de afectar a todos los cuerpos, lo hacían exclusivamente al bolsillo de la gente humilde, a sus salarios y pensiones. Por otro, parecía que el corazón de algunos países, e incluso el de la economía europea occidental, se iba a parar de un infarto. Los gobernantes sólo hablaban de medidas drásticas de choque y reanimación de los latidos de dicha economía, y acudían apresurados a reuniones urgentísimas. Muchos días no estaban ni para atender a sus gobernados. Desayunaban y cenaban a bordo de sus aviones presidenciales, torturados por el diálogo farragoso y compresible a duras penas de sus asesores económicos, y tenían tensos almuerzos de trabajo en Bruselas o Berlín.

El bombardeo de noticias escalofriantes en prensa, radio y televisión duraba ya tres años. Y el contagio esperado se había producido. ¡Cuánta gente a su alrededor había dejado de invitar y vigilaba hasta el mínimo euro a gastar como el avaro de Moliere¡ ¡Cuántas personas se levantaban de buen o mal humor según lo hiciera la prima de riesgo en los mercados¡ ¡Cuántos militantes sindicales bajaban resignadamente la cabeza ante el cierre diario de una nueva empresa, como si mediante una orden automática, aprendida esos años por su cerebro, lo estimaran inevitable¡

© Carlos Parejo Delgado

1 comentario:

Vivian dijo...

Excelente el texto, es tan cierto.
Creo que por primera vez le tengo que agradecer a Fidel el curso intensivo “cómo convivir con la crisis”. Espero no tengamos que recortar nuestros sueños.(Mientras los políticos se roban todo)
Mis besos Rafa