sábado, 14 de abril de 2012

La cara cara máscara


Despacio abro las puertas del armario
hecho en falsa madera de cerezo
y a tientas busco en su interior la máscara
que revistió de seda la impostura.

No sé por qué la ansío. Nadie mira
la obscena soledad que me desnuda
rodeado de penumbras e intemperie.
Tal vez se deba al miedo a que un espejo
de súbito me muestre las mentiras
que cinceló en mi rostro la esperanza.

Qué versos tan patéticos y lóbregos
buscando una luz tenue a la que asirse,
temiendo a sus reflejos, pero a un tiempo
sabiendo sus pupilas desgastadas.
Recuerdo ahora aquel haiku de luciérnagas
llevadas por la brisa hasta el edén
donde la noche muda muda en cántico.

mudas luciérnagas
huele el viento a rocío
despierta un pájaro

¿Recuerdo o es que, lunático, lo invento?

(Sus pétalos ajados por el ácido
de una tormenta hostil de arena negra
puliendo el hueco que dejo la luna,
de la lila celeste, ahora estos lodos).

Recuerdo ahora aquel haiku del lunático
que confundió la sed de un espejismo
con un río rumoroso de luciérnagas.

loco de sed
lame el gastado azogue
sangra cristales

¿Recuerdo o es que me ahogo en sus adentros?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estás muy oscuro, como culterano pero sin sima