domingo, 13 de mayo de 2012

Un viejo libro de poemas...


Un viejo libro de poemas,
leído y releído una y mil veces,
querido y requerido hasta las heces,
acaba casi siempre por abrirse
por las 4 o las 5 mismas páginas.
Podéis pensar que ocurre por vosotros,
que es vuestra voluntad, pero es el libro,
que llega a conoceros de tal modo,
que os abre el corazón por donde sabe
habrán de ser sus versos más certeros,
aun tristes, susurrándoos como bálsamo
“la tarde es una inmensa gota gris,
como un perro que aúlla interminable
noche sin nadie noche en la espesura”.

Y la lágrima os limpia de fantasmas
-“Amor amor
jamás te apresaré”-,

y os sume en un dolor seco y a solas
-“Tanto que estuve amando”-
que, ajeno a la infección y a la gangrena,
os hace comprender
que, aun viejos, al abriros,
igual que un viejo libro de poemas,
por donde está la herida, donde sangra
-“Abre la mano y dame
la sucia sucia miga”-
la hiel del desamor doliendo tanto
como un largo destierro
“o cuando va a sonar la hora de la muerte”,
podéis aún ser queridos, requeridos,
seguís estando vivos.

1 comentario:

Vivian dijo...

Una gran poesía.
Sabes Rafita? Nunca leí un libro, cuando son versos, de corrido; abro al azar. Y sí suelo caer en el mismo poema aunque trate de esquivarlo. Me encantó lo que has escrito.
Te mando un beso enorrrrrrrrrrme.