domingo, 14 de octubre de 2012

Caída de tensión




Cuando se fue la luz,
todos pensaron que era lo de siempre:
un fallo más de tantos
de aquella vieja y frágil subestación eléctrica,
que bien pronto sería subsanado.
Fue un error de diagnóstico.
Después, poco después,
llegaron en tropel las fieras:
pedazos de ultratumba
que destilaban por su piel gélido espanto.
Diezmaban a su paso
la llama de los números y todo lo visible,
y los hombres rogaban a los dioses
que adelantasen con premura el alba.
No hubo respuesta alguna. Entonces
llegó un profeta: prometió la luz,
la luz de un dios que él mismo encarnaría
cuando la llama de la fe prendiese
en el alma mortal de los escépticos.
¡Que se haga ya la luz! –clamó a los cielos,
y todos vieron luz mientras echaban
raíces en sus almas las más espesas sombras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En Burundi hay aldeas que llevan seis años sin luz por culpa de una guerra civil. Eso si que es un corte de luz en toda regla