lunes, 10 de diciembre de 2012

Relatos verosímiles (60): Mister X (Carlos Parejo)


No se sintió querido, ni pudo querer, a su padre y sus hermanos. Fue educado en una indiferencia, rayana con el desprecio, hacia los ideales de la Iglesia Católica y su Dios.

Su hija y su madre eran sus obligaciones más llevaderas, aunque no eran ni serían nunca compañeras ni amigas. Un concepto prestado de un documental televisivo sobre animales resumía su concepto de amistad. Una simbiosis en que doy tanto como recibo para vivir gratamente acompañado, cuando lo necesito.

Ni la madre de su hija, ni esa antigua novia que tanto lo mimaba, y que persistían ahí durante años, saciaban su sed inagotable de seducir mujeres y vivir nuevas experiencias. Adoraba, como los antiguos griegos y romanos, una santísima trinidad: El vino (Baco), la música (Orfeo) y el placer físico (Eros). Y, cuando se hiciera demasiado mayor, tenía planeado irse voluntariamente de este Mundo, para no depender de nadie ni contemplar su lenta decrepitud.

© Carlos Parejo Delgado

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