sábado, 9 de febrero de 2013

El espejo de la melancolía (LIV)

Extraviado en los límites
de un eclipse de tiempo,
hay algo de agua y algas en la boca
de sal del desterrado. Con la noche,
piedras abominables caen del vano
sarcófago espectral del firmamento
y se hunden en la mar alzando oníricas
columnas de oraciones execrables.
No habrá misericordia; falta al cántico
el ánimo caudal que se requiere
para enfrentarse airoso a la ordalía
blasfema y sofocante del silencio.

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