domingo, 24 de marzo de 2013

Cáliz

Desnudo en el desierto pordioseando
una señal o al menos
una quimera dulce y limpia y fresca
con tuétano de tósigo y relámpago,
alzo mi sed al cielo
y el sol rae y calcina
mi sexo mis pupilas y mi rosa
marchita de los vientos.
Qué ampollas puru-lentas en las plantas
de los pies y en las palmas de las manos vacías
qué grietas en los labios cuánto semen
fundiéndose a la arena hecho cenizas
que fieras se disputan ortigas y tarántulas
qué aguafuerte celeste qué execrables
ordalía y eclipse y todo y nada
ahogando repudiando condenando
el cántico y la vida.

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