viernes, 12 de abril de 2013

Trasluz

Aquel dolor de espíritu
que abrió en canal el vientre a la esperanza,
arrancándole tripas,
corazón,
el tuétano y el aire,
ahora,
somatizado,
se ha instalado en mi espalda, y tengo miedo.
Después de tanto tiempo
transitando el telúrico
territorio del légamo, sus túneles
helados, laberínticos,
ajenos al color, alimentándome
de mi hiel y mis heces,
me acostumbré a esta mímesis
que me hermana a lo huérfano.
Y ahora que ya la herrumbre
devoró el movimiento
circular y cautivo
que animó las mareas,
me pregunto el porqué
de esta metamorfosis,
de estas frágiles alas,
de este dolor seráfico,
al borde de estos haces
de luz ultravioleta,
mudándome en polilla.

3 comentarios:

Calma en días de tormenta (Darilea) dijo...

El miedo paraliza y como dijo José Luis Sampedro "El miedo desgraciadamente es más fuerte que el altruismo, que la verdad, más fuerte que el amor".
Un saludo
Pd: Que ese miedo no sean más que palabras.

Sandra Garrido dijo...

Se de esos miedos, muchas veces los hemos compartido,
yo vengo trarte la luz,
a susurrarte no tengas miedo
porque aunque parezca una tonteria
a veces necesitamos escucharlo
como si fueramos un niño debajo
de la sábana.

Tus poemas me siguen llegando a lo más hondo.

Un beso

Anónimo dijo...

Bueno, pues eso.