jueves, 6 de febrero de 2014

La gran pesadilla


María Dolores de Cospedal, déspota hipócrita y sin humanidad alguna donde las haya, ha manifestado ante la Junta Regional del PP-A, que el Popular es un partido grande porque tiene un proyecto para España.

Y, sin duda, a groso modo, es cierto. Sólo que con matices en absoluto baladíes. Porque ese proyecto, más que proyecto y para España, no es otra cosa que una perversa conspiración al servicio de los grandes todotenientes del totalitarismo moral y financiero. Una conspiración que, amén de vender España a saldo a las mafias del capital global, pretende transformar en cuerpo y alma, y vaya si así está siendo, a los trabajadores y en general a los ciudadanos españoles en esclavos de esas mismas mafias, ya sean laicas o confesionales. Esa es la luz al final del túnel; la luz de la hoguera en la que, si una revolución no pone antes remedio, habrán de arder ignominiosamente todos y cada uno de los derechos y hasta el último átomo de dignidad de los españoles. Porque eso ha sido y sigue siendo lo que los filibusteros del lenguaje han denominado crisis en España; un proceso diseñado meticulosamente para echarnos a los pies de los caballos de los grandes canallas de la macroeconomía y la ordalía.

Así, el Popular es, sí, un partido grande. Un partido grande de grandes antipatriotas que tratan de ocultar, cada vez con menos éxito, su nauseabunda condición de tales tras la burda máscara de un patrioterismo rancio y barato de corte nacionalcatolicista; un partido grande de grandes trileros, de grandes inquisidores, de grandes felones que traicionan grandemente a diario al pueblo al que deberían estar en todo momento subordinados con humildad y voluntad de servicio público, un partido grande de grandes mamporreros sometidos a los codiciosos intereses bastardos de los grandes prebostes de la dictadura global del capital y de la doble y falsa moral de los grandes onanistas mentales, esos grandes y perniciosos entrometidos en asuntos que deberían ser siempre propios y exclusivos de la más inalienable intimidad de las personas. Una gran pesadilla.

3 comentarios:

dapazzi dijo...

Totalmente de acuerdo con todo lo que aquí se dice, pero añado la impotencia y la frustración de ver que la ciudadanía es incapaz de perfilar todo esto, por no decir de las nuevas generaciones afiliadas y simpatizantes de esta gentuza,
Sinceramente no se que se creen o que se piensan, porque no hay café para todos, solo para los de dentro y lo peor de todo es que cuando estos pimpollos abran los ojos y se den cuenta, estarán ya viviendo de rodillas.
¡Que pena de país!

ralero dijo...

Comparto esa frustración. Y se me revuelven las entrañas cuando escucho tildar de sabio al pueblo, a aquellos que llevan décadas enbruteciéndolo para que carezca de criterio.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Me parece genial la observación de que los antiguos terratenientes como Arias Cañete son ahora todotenientes