martes, 1 de abril de 2014

Los discursos del odio

A Pablo Hasél

“!Que se jodan!”
Andrea Fabra
Lo digo sin ambages:
yo también los detesto.
Ellos me han enseñado
a odiar desde pequeño.
Con ruines catecismos.
Con leyes y decretos
que niegan la justicia
que merecen mis muertos;
que siembran la miseria
–esqueje deshonesto
del que brotan sus rancios
e injustos privilegios.

Yo también los detesto.
Y es mi odio tan fuerte
que ruego a la tormenta
un rayo que atraviese
sus pétreos corazones
y les cause la muerte.
O mejor –qué demonios,
es descanso la muerte–
que
una luz cegadora,
un disparo de niev
e,
los condenen sin tregua
al hambre y la intemperie.

Yo también los detesto,
los odio en cuerpo y alma.
Pero debo callarlo,
pues mi odio de palabra
recibe por castigo
cadenas y mordazas.
Porque su odio es de obra,
porque son alimañas
amparadas, cobardes,
en sus leyes bastardas.
Porque mi odio es defensa
propia. Y el suyo mata.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ni de obra ni de palabra, nada bueno nace del odio