lunes, 21 de abril de 2014

Recuerdos de adolescencia (4): Primeras andanzas por mi cuenta (Carlos Parejo)


Mi hermano mayor se ha casado y está destinado en un regimiento de ingeniería en la ciudad africana de Ceuta. Hasta allí se ha ido mi madre con mi hermano pequeño. Y éste se ha ido a pasear sólo por la ciudad y se ha perdido. Las conferencias de mi madre en las horas que duró este suceso amenazaban con hacer arder los hilos de cobre del teléfono de mi tía Ana. En su hogar pasé mi primera semana de verano sin el resto de la familia, a punto de cumplir los dieciocho. Acostada entre mis dos primas en un inmenso colchón… ¡Cómo nos hemos reído de madrugada cuando, al salir a oscuras, alguna tropezaba con el botijo, cuyos tragos nos aliviaban las noches de fatigoso calor¡

Los días se pasaron rapidísimo pues ejercía de “comisionada” materna. Debía preparar los numerosos papeles que piden en el colegio de huérfanos para que mi hermano pequeño comience sus estudios para la academia militar en un internado del barrio de Carabanchel (Madrid). Otra tarea era elegirle el uniforme gris, así cómo hacerle los arreglos pertinentes para que vaya conforme. ¡Cuanto me divertí cuando decían su nombre en el almacén de tejidos de la Nueva Ciudad, allí sentada entre muchachos, y era yo la que se levantaba y, ante la mirada atónita de empleados y clientes, entraba sin inmutarme con su traje en el probador¡ Y allí, con las medidas apuntadas en un papel, repasaba las hechuras de las prendas y señalaba con tiza los cambios que había que hacer¡

(¢) Carlos Parejo Delgado

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