lunes, 10 de noviembre de 2014

Escenas sevillanas (4): Paseo en bici (Carlos Parejo)


Internarse por el centro histórico a media mañana fue una aventura semejante a la de atravesar la jungla malaya. El carril bici había perdido su color verde y se confundía con el suelo de granito. Solamente sus márgenes estaban escoltadas por tachuelas plateadas. Pero servían de poco pues, a pesar de dejar enronquecido el ring-ring del manillar, cientos de objetos llamados peatones se pusieron constantemente delante de mi bicicleta o se cruzaron inopinadamente.

En las calles comerciales tuve que conducir practicando slalom de peatones como en un torneo de esquí de invierno. Un policía me conminó a bajar de la bicicleta e ir a pie. En la siguiente esquina volví a su grupa, pero la calle tenía una estrechísima acera, cuyo acantilado caía sobre una calzada por donde venían los coches de frente. Dos veces tuve que frenar bruscamente para no atropellar a una madre con carrito bebé y un anciano con andador.

Por fin llegué a la ribera del Guadalquivir, allí donde el arpa plateada del Alamillo reposa sobre las aguas. Mi paseo fue entonces un verdadero disfrute. Tan plano y recto era el carril bici, tan dilatados y amplios los horizontes y había tan poca gente que, con el empuje de una ligera brisa, llegué placenteramente hasta la nueva Arca de Noé sevillana, el acuario donde viven confinados los peces de los seis continentes.

Crucé hacia el Parque y me tendí en la hierba, almorcé las viandas que llevaba en la mochila y, abrazado a la bicicleta en forma de almohada, me quedé dormido. Cuando desperté un sol rojo fuego se ponía por el altozano aljarafeño. Las cigüeñas reales estarían ya durmiendo en sus nidos marismeños. Al mirar hacia el norte contemplé la omnipresente Giralda. A su lado un moderno rascacielos rojizo, acabado en tajada de sandía, rompía el encanto del perfil aéreo del caserío tradicional. Era la Torre Pelli. Entonces me acordé del librito del poeta Joaquín Romero Murube: los cielos que perdimos.

(¢) Carlos Parejo Delgado

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