viernes, 7 de noviembre de 2014

Nocturno

Busqué ciego y sin fe
al igual que se busca
el faro en la tormenta
o a un dios en ese instante
que precede al olvido.
Y me mantuve a flote
fingiendo la esperanza
de que aún era posible
alcanzar a brazadas
la isla del tesoro.
Más me hubiese valido
recubrirme de escamas
y abismarme en la hondura
del más remoto piélago,
lejos de luces fatuas
y arcángeles castrados.
Me equivoque y ahora
no soy más que piltrafas,
restos de un pez boqueando
bajo el cielo sin cielo
de un desierto de arena.

2 comentarios:

Calma en días de tormenta (Darilea) dijo...

Son cosas que pasan cuando el mar nos engulle.
Besitos Rafa

Carlos dijo...

Ls Isla del Tesoro es como el Paraiso Terrenal, un aliciente para vivir