sábado, 11 de abril de 2015

La herida en la lengua, de Chantal Maillard.


Recién acabo de digerir “La herida en la lengua”, de Chantal Maillard. Un poemario que me ha dejado casi sin sustantivos. Pero con el adjetivo "excelso" brotando arcada tras arcada de la boca y abrasándome la lengua. Qué hermoso y abrupto tránsito, a lomos de la solidaridad y la empatía, desde el dolor, a veces cierto, a veces impostado, de la herida en la lengua propia, hasta alcanzar el territorio en el cual se siente como un hierro candente en ella, la llaga, el grito de dolor o balbuceo de los que no tienen voz, de los que no tienen lengua, de los desposeídos, de los olvidados, de los que no son más que carne putrefacta puesta a la venta a saldo en los incívicos y criminales muladares del autodenominado mundo civilizado. Imprescindible.

"Por sobrevivir, cualquier animal embiste las paredes de su celda, atraviesa continentes, camina hasta extenuarse, desplaza a otros, se defiende y mata. Ninguno, sin embargo, esclaviza a otro por provecho o diversión, ninguno encarcela a otro para contemplar las piruetas que da tratando de hallar la salida. La crueldad no son las fauces del tigre en el cuello de una gacela, no, la crueldad es moral, y la moral es humana. La estupidez también."

Chantal Maillard ("La Herida en la lengua")

2 comentarios:

Milena dijo...

Sí....y es verdad....la crueldad es el absoluto triunfo de la estupidez

Carlos dijo...

Por vuestra crueldad os conoceréis