domingo, 27 de agosto de 2017

Uppercut

Acomoda el mentón para encajar el golpe,
no tires la toalla
ni esperes que te salve la campana.
Y, cuando estés dispuesto,
abandona el rincón, ¡segundos, fuera!,
baja la guardia, siente
el zarpazo, la coz
dulciamarga del trueno y luego déjate
caer sobre la lona: muerde el polvo.
Muerde el polvo y devora
los ácaros del miedo
hasta mudar la savia que rezuma tu sexo y te ata a tus raíces
en bruma desafiando los destellos
de la noche estrellada y el martillo
de Thor relampagueando.

1 comentario:

Carlos dijo...

Podrías retrasmitir veladas de boxeo en el Madison neoyorquino