sábado, 30 de diciembre de 2017

Quién dijo que no

Ayer falleció una señora -D.E.P.- cuyos únicos "méritos" fueron ser la hija de un mamarracho dictador y genocida y haberse dedicado al ignominioso mantenimiento de su repugnante memoria, así como al disfrute de su ilegítimo legado patrimonial. Y ayer las televisiones patrias estuvieron hablando de ella con una neutralidad pusilánime y pasmosa, cuando no con admiración, y de su ingente patrimonio como si no hubiese sido producto de varias décadas de crimen y saqueo; un patrimonio que ya hace tiempo debiera haber pasado a manos del Estado y puesto al servicio del pueblo. Quién dijo que España no es diferente.

1 comentario:

Carlos dijo...

Las familias de los dictadores de larga vida en casi todos los países del Mundo se acaban convirtiendo en familias ricas y respetadas, a pesar de su pasado. Sólo las revoluciones populares acaban borrándolas del mapa de la gente poderosa...